Los pocos documentos que sobre él se conocen lo sitúan en Sevilla, donde alcanzó cierto grado de renombre como autor de bodegones; en tal sentido, hay que destacar la admiración de un conocedor y coleccionista como el banquero Nicolás Omazur, amigo de Murillo, a quien este retrataría en una efigie hoy célebre en el Museo del Prado (P3060). En 1660 participó, al igual que otros pintores de la ciuda