Carlos VII de Nápoles, futuro Carlos III de España
Hacia 1744. Mármol de Italia, 62 x 55 cmSala 022
Carlos de Borbón (Madrid, 1716-1788), hijo de Felipe V e Isabel Farnesio, heredó con el nombre de Carlos I los ducados de Parma y Plasencia en 1731. Recibió de su padre el reino de Nápoles en 1734 y fue coronado en Palermo en 1735 como Carlos VII de Nápoles, y V de Sicilia. Bajo su reinado ambos reinos mantuvieron la autonomía y le fueron cedidos a su hijo Fernando en 1759, al ser proclamado Carlos rey de España y de las Indias dejando, tras veinticinco años de reinado, un legado cultural, artístico y arqueológico inconmensurable.
La iconografía previa a su llegada a España, de los retratos en los que porta armadura, suele derivar del Triunfo de Carlos III en la batalla de Gaeta de Francesco Solimena, h. 1735 (Nápoles, Reggia de Caserta), del retrato como Carlos VII de 1737 pintado por Giovanni Maria delle Piane, Il Molinaretto (Museo del Prado, P2378), o del retrato de Carlos de Borbón como rey de Nápoles y Sicilia, h. 1745 de Giuseppe Bonito (Museo del Prado, P3946). Sin embargo, este relieve no se relaciona directamente con la citada iconografía, ni con la posterior imagen fijada por Mengs, con armadura y Toisón de Oro.
Este medallón solo tiene en común con el citado lienzo del Molinaretto, con uno de sus retratos en cera policromada con la peluca sin recoger de Giovan Francesco Pieri, con su retrato de 1739 en el tapiz de Domenico del Rosso (Nápoles, Museo de Capodimonte OA 522), o con la medalla de 1735 de Livio Vittorio Scheper (Museo del Prado, O1098), la juventud del monarca y la amplia peluca de largos cabellos, a la manera de Luis XIV. Presenta un rostro idealizado y una imagen heroica, aludiendo a su condición de soberano, y a sus cualidades como general. Pero la armadura no es de parada sino una lorica squamata, muy popular en época romana por su ligereza, que remite directamente a la guerra. Porta manto de armiño como signo de dignidad y las bandas de las órdenes del Espíritu Santo, y de San Jenaro. Fue una iconografía utilizada habitualmente por su hijo Fernando en medallas y porcelana.
Enlaza con la tradición de los emperadores romanos al llevar la medusa en el peto por su valor apotropaico, como protectora y símbolo de poder. Pero no lleva el collar del Toisón al uso, sino que de la boca de la medusa cuelga la argolla por la que pasa una cinta al cuello, que parece sujetar el carnero, tallado en destacado alto relieve y que da la sensación de estar vivo. Con una iconografía poco habitual, responde a la imagen que se trasmitía del soberano: “… aquel en quien se mira la Voluntad, Memoria, Entendimiento que perfección inspira […] a las dotes que os hacen admirable […] la Real magnificencia y la Nobleza, porque vuestro poder tan soberano hizo aquí renacer el del Romano …” El relieve, como el cuadro de Bonito, podría estar relacionado con la victoria del monarca en la batalla de Velletri en 1744 contra los austríacos, en la que participó personalmente.
Como posible precedente o paralelo, se conserva un pequeño medallón de porcelana, con idéntica efigie, atribuido a Giuseppe Gricci (Turín, Palacio Madama, inv. 3048/C:) “Nel 1744 il capo modellatore della manifattura di Capodimonte Giuseppe Gricci aveva realizzato un medaglione “con il ritratto del re”, probabilmente identificabile con quello attualmente conservato al Museo Civico […] l’ipotesi che il soggetto del decoro fosse ispirato al “fatto d’armi di Velletri”. Un medallón de porcelana idéntico, procedente de una colección milanesa, utilizado como tapa de una tabaquera decorada con escenas de batalla, posiblemente vinculadas a la de Velletri, fue subastado en 2017.
Recientes investigaciones pendientes de publicar darán luz y nuevos datos sobre este relieve (Granados 2019), que al parecer se conectaría, también, con un regalo de Fernando IV de Nápoles en el que homenajeaba a su padre, que presenta a Carlos III ecuestre, con la medusa en el peto de la armadura y sin toisón, un biscuit de h. 1783 de Filippo Tagliolini (Madrid, Museo Arqueológico Nacional, inv. 2003/135/1. Nápoles, Museo Nazionale di San Martino, inv. 545). El medallón tuvo “un marco de bronce dorado” del que no hay noticias en el siglo XIX, cuando solo se menciona que representa a “Carlos III joven” (Inventario 1857, no 225). Obra anónima, se catalogó como probable trabajo de la Fábrica del Buen Retiro (Museo del Prado, Catálogo de la escultura, 1908, p. 22). Estuvo después atribuido a Alfonso Bergaz (1744 - 1812) (Museo del Prado, Catálogo de la escultura, 1981, p. 219) al relacionarlo con otro medallón ovalado en barro cocido, que formó parte del relieve que este escultor presentó para ser Académico de Merito, dato descartado por fecha, estilo y la edad del retratado, y por el propio autor de la propuesta al redactar posteriormente su biografía. (Texto extractado de Leticia Azcue Brea en cat. exp. Austrias y Borbones: Príncipes y Princesas de Asturias, y Reyes de España, Oviedo, Museo de Bellas Artes de Asturias, 16 de octubre - 15 de diciembre del 2019, Museo Nacional del Prado, Fundación Princesa de Asturias y Museo de Bellas Artes de Asturias, 2019, pp- 48-53)