Carnaval sobre hielo
1678. Óleo sobre tabla, 28 x 42 cmNo expuesto
Esta tabla flamenca pone en escena una de las representaciones de la celebración carnavalesca sobre hielo. A pesar de su fecha tardía, este paisaje mantiene el esquema compositivo de la tradición flamenca del siglo XVI, con la superficie pictórica dividida en dos mitades: la superior ocupada por el hielo y la inferior por la escena, que en este caso transcurre en un lago helado y rodeado de edificaciones rurales. Al fondo, en la lejanía, la silueta de una iglesia con un campanario rompe la línea del horizonte. La composición está entonada en una gama de azules y grises con pequeños toques de rojo como contrapunto. El lago helado está ocupado por los habitantes de la aldea que patinan y se divierten. Por la derecha entra en escena un trineo tirado por un caballo enjaezado y conducido de las riendas por un hombre con un gorro con cascabeles. En el trineo un hombre joven va sentado en una especie de cesto. Lleva el torso semicubierto con una túnica blanca, está coronado con hojas de parra y toca una trompa, todo lo cual permite identificarlo como una personificación del Carnaval y leer la escena como una representación de alguna de las festividades carnavalescas que tenían lugar en los países nórdicos durante los meses de invierno.
Estas escenas de paisajes de hielo y nieve son testimonio de las celebraciones propias de la estación. Ni el frío ni el hielo suponían un impedimento para las numerosas fiestas carnavalescas que se iniciaban en diciembre y alcanzaban su clímax el Miércoles de Ceniza, que marcaba el final del Carnaval y el inicio de la Cuaresma.
Así pues, en principio, estos paisajes parecen ser una descripción objetiva del quehacer diario y la forma de divertirse de la población durante los largos y fríos inviernos.
Posada Kubissa, Teresa, El paisaje nórdico en el Prado: Rubens, Brueghel, Lorena, Museo Nacional del Prado, 2011, p.102-103,161 / 34