Diana (Artemisa)
Mediados del siglo XVIII. Lápiz sobre papel, 480 x 337 mmNo expuesto
El torso aislado de esta Diana (E000011), perfectamente identificada por Ajello, se conserva hoy en el Museo del Prado, y puede ser considerado copia romana de un original pergaménico de mediados del s. II a.C.; sin embargo, es posible que no deba atribuirse a Salvatierra (como sugiere B. y, siguiéndole, Barrón), toda la responsabilidad del desmembramiento de la escultura: si a fines del reinado de Carlos III, Ponz pudo juzgarla “bellísima” aunque “restaurada en varias partes”, el inventario de 1789, aun sin cambiarla de emplazamiento, dice ya que “en la Diana se halla sólo el torso antiguo y lo demás mui maltratado”.
Pudo por tanto llegar ya incompleta la obra al museo del Prado, y Salvatierra se limitaría a retirarle la cabeza (F000095) y el bloque de piernas, puntal y base (F000140), conservado en su mayor parte, pese a la pérdida de la pierna izquierda); en cuanto al carcaj y a los dos brazos, se ignora cuándo se retiraron, pues no han llegado hasta nosotros. De cualquier modo, la obra resulta irreconocible en el inventario de 1834 y en el inventario de 1849-57 de la colección Real (escultura) sólo queda el torso aislado: “352. Torso de Diana de mármol griego sobre un zócalo de piedra blanca de Colmenar. Alto del torso 2 pies, 10 pulg. id. del zócalo 6 pulgadas”.
La obra completa y restaurada, tal como aparece reflejada en este dibujo con cierta inexactitud, fue adquirida por Felipe V e Isabel de Farnesio a la Casa de Alba, y por tanto procede de la colección del marqués del Carpio. En efecto, mientras que en la colección Cristina de Suecia no consta ninguna figura de Diana, sabemos que el marqués tuvo una y que la adquirió en Roma al discreto escultor Francesco Antonio Fontana, el mismo que se encargó de construirle pedestales de madera para sus ídolos egipcios.
El dibujo forma parte del conocido como Cuaderno de Ajello formado por un conjunto de cincuenta y nueve hojas sueltas, con dibujos a lápiz, destinadas a servir de modelo para la realización de una serie de grabados, que debían ilustrar un catálogo descriptivo de las esculturas reunidas por Felipe V y su esposa, Isabel Farnesio, en el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso.
Elvira Barba, Miguel Ángel, El Cuaderno de Ajello y las esculturas del Museo del Prado, Madrid, Museo del Prado, 1998, p.78-79