Doña Isabel la Católica dictando su testamento
1863. Pluma, Tinta parda sobre papel amarillento, 170 x 200 mm.Interesante apunte general esbozado por Rosales para su cuadro "Doña Isabel la Católica dictando su testamento", posiblemente preparatorio para el boceto pintado que guarda el Museo del Prado, a cuya composición se ajusta con bastante precisión, que luego se desarrollará considerablemente en el "modellino" de Barcelona. Las figuras de la mitad izquierda están apenas indicadas, distinguiéndose con claridad la dama de la reina inclinando la cabeza enjugándose las lágrimas a la cabecera del lecho de la soberana, yacente en su agonía, relatando su última voluntad al notario, en una posición prácticamente idéntica a la del boceto. A espaldas del escribano permanece un noble en pie, desplazado aquí y en el boceto al centro de la composición, pero que irá situándose en el extremo derecho de la estancia en los sucesivos estudios de la escena, hasta la pintura final. Junto a este caballero puede distinguirse al rey Fernando sentado, acompañado por el cardenal Cisneros en pie, tras él. En este dibujo Rosales insiste sobre todo en los dos personajes que ocupan la parte derecha del aposento real; uno de ellos reproduce la misma idea del caballero joven situado entre el notario y el monarca, remarcada su silueta con un trazo más grueso y sombreada su figura con un zigzag insistido, que apenas deja entrever su postura, llorando apoyado en el hombro del otro noble situado junto a él, marcando ya el protagonismo destacado con que mantendrá el pintor a este personaje en el cuadro (Díez, J. L., Eduardo Rosales [1836-1873]: Dibujos. Catálogo razonado, Santander, 2007, p. 244).