El Cid
1879. Óleo sobre lienzo, 95 x 76 cm. Sala 063ADurante la guerra franco-prusiana, Rosa Bonheur empezó a desarrollar una singular empatía hacia los leones. Así lo recogió su compañera sentimental Anna Klumpke, con quien pasó los últimos años de su vida. Bonheur siempre se sintió atraída por la energía primigenia de los animales, que comenzó a estudiar observando a los caballos y a los bóvidos en las ferias. A ellas acudía con pantalones, para lo que tuvo que solicitar a las autoridades un "permiso de travestismo", pues era una prenda reservada por ley a los hombres.
Bonheur se interesó de un modo especial por los felinos, como muestra este león del Atlas, al que alude la montaña del fondo. El título de la obra, relacionado con España, evoca además la libertad, la insumisión y la valentía, valores que la artista expresó en su propia vida y a través de la representación de animales, convertidos en el principal motivo de su obra.