El emperador Antonino Pío
Hacia 140. Mármol blanco, 96 x 69 cmSala 071
En 138 d.C., ya a punto de morir, Adriano adoptó y nombró sucesor a Antonino Pío, poniéndole como condición que, a su vez, adoptara a Marco Aurelio y a Lucio Vero. Así comenzó uno de los reinados más pacíficos y felices del Imperio Romano (138-161), bajo la dirección de un príncipe para el que los historiadores no ahorraron elogios: "Fue un hombre de notable belleza, de preclaro talento, de moderadas costumbres, de expresión noble, de plácido semblante..." (Historia Augusta, Antonino Pío, 2,1.) Sabemos que Antonino, desde el momento en que asumió el poder, hizo elaborar un tipo fijo para sus retratos, y que lo mantuvo hasta su muerte. Ello explica que casi todas sus efigies sean muy semejantes, aunque puedan repartirse en grupos, y que sólo los detalles de talla y estilo permitan dar a cada obra una cronología precisa: esta cabeza, en concreto, ha de ser de hacia 140 por su gran parecido técnico con los retratos de Adriano.