Esto es peor
1810 - 1814. Aguada, Aguafuerte, Punta seca sobre papel avitelado, ahuesado, 157 x 208 mmNo expuesto
A través de los títulos de sus grabados, Goya establece elementos de ilación que permiten establecer comparaciones entre unas estampas y otras. Tal es el caso de Esto es peor, donde la forma en que el hombre ha sido ejecutado es peor que otras en la sucesión de atrocidades. En esta escena se produce un salto cualitativo en la barbarie, y Goya nos lo avisa; pasa de mostrarnos a los ajusticiados mediante métodos convencionales a ofrecernos una forma de tortura, en la que el hombre es asesinado, desnudado, mutilado y empalado. Tradicionalmente la estampa ha sido interpretada como la representación de una bárbara ejecución de un guerrillero a manos de soldados franceses a los que se ve al fondo. Una prueba de estado conservada en el Museum of Fine Arts de Boston tiene al dorso, de mano de Goya, la inscripción "el de Chinchón". Como es bien sabido, el artista tenía un hermano en la localidad madrileña que pudo referirle sucesos acontecidos durante la guerra. Sabemos que el 27 de diciembre de 1808 cuatro soldados franceses fueron asesinados en la localidad, y que dos días después las tropas francesas, como represalia, asaltaron la población, saquearon e incendiaron numerosos edificios y ejecutaron a ochenta y seis vecinos, unos en las calles y otros en el camino de Aranjuez, donde estaba instalado el cuartel de las tropas imperiales. Esta estampa enlaza formalmente con el Desastre 39 Grande hazaña con muertos, en el que se ve a otros tres hombres mutilados y que los historiadores han identificado, sin embargo, con soldados franceses. Bajo este prisma, encontraríamos en estas dos obras las dos caras de una misma moneda, la brutalidad de los bandos contendientes con sus enemigos. Pero un análisis detallado de la estampa nos ofrece otra posible lectura. Si tenemos en cuenta la relación formal de las dos obras, y sabemos de la violencia desmedida que el pueblo también ejerció durante el levantamiento, bien podríamos interpretar ambas obras como la representación complementaria de los cuatro muertos franceses habidos en Chinchón. Así entendidas, el grupo de franceses que vemos al fondo estaría asesinando a los civiles como represalia ante la brutal acción cometida contra su compañero. Pero independientemente de cómo identifiquemos a las víctimas, al privarnos de referencias claras, Goya trasciende la representación concreta de un suceso para convertirse en una imagen icónica de la crítica hacia la violencia extrema, venga de donde venga. Goya utiliza de nuevo el árbol, ya muerto, como potro de tortura en el que el cuerpo mutilado del hombre aparece ensartado. La punta de la rama que asoma dejando un reguero de sangre por la espalda es uno más de esos pequeños detalles que el artista va dejando a lo largo de toda la serie y que ayudan a hacer de la misma uno de los más grandes alegatos contra la violencia. Para finalizar, Goya muestra un bello cuerpo humano, de clara raíz clásica, y con evidentes vinculaciones formales con el Torso Belvedere, obra que había tenido ocasión de ver en Roma en su juventud y que dibujó en su Cuaderno italiano. El contraste entre la belleza del cuerpo y la fealdad de la dramática expresión de dolor de su rostro constituye un oxímoron de gran fuerza expresiva ante el que es imposible permanecer indiferente. (Texto extractado de: Matilla, J.M.: Esto es peor, en: Goya en tiempos de Guerra, Madrid: Museo Nacional del Prado, 2008, p. 310)