Guirnalda de flores con la Asunción de la Virgen
1654. Óleo sobre lienzo, 201 x 144 cmNo expuesto
La guirnalda, cerrada y prieta, recuerda muy directamente, tanto en su disposición como en el detalle de las flores que la componen, los modelos de Van der Hamen, que fue al parecer, el pionero de este género de guirnaldas en España, ya que el primer ejemplo conocido es su Guirnalda de flores con un paisaje, de 1628. En 1654, cuando Ponce firma este gran lienzo, Juan de Arellano había ya creado otro tipo de guirnalda, más abierta y suelta, por lo que la composición de ésta resulta un tanto arcaica, aunque de una soberbia calidad en la ejecución.
El grupo de la Virgen acompañada por los ángeles, así como los angelitos que parecen sostener la guirnalda, plantean el problema de su paternidad. Es frecuente que los pintores de flores y guirnaldas no sean los autores de las figuras humanas de la composición que envuelven. La gran guirnalda de Juan de Arellano, firmada en 1646 lleva una escena de carácter alegórico, firmada a su vez por Francisco Camilo. En este caso no aparece en el lienzo otra firma que la de Ponce, lo que permite suponer que las figuras fuesen también suyas, aunque no podamos afirmarlo de modo tajante. El estilo de estos ángeles niños y el modelo humano de la Virgen son los habituales en el Madrid del segundo tercio del siglo XVII. Se han señalado ciertas semejanzas con el ámbito de Antonio de Pereda, pero no parece que sean concluyentes. Más cerca parece estar de los modelos de Mateo Gallardo. Como corresponde a su fecha, ya hay en el lienzo ecos de modelos flamencos. Los dos ángeles escorzados hacia atrás, del primer término, son ya recuerdo de lo visto en composiciones rubenianas. En 1633 se señala que Antonio Ponce poseía para su venta retratos reales que fueron retirados para su examen, junto a los de otros modestos artistas madrileños. Esto permite suponer que cultivó también la pintura historiada, pero nada puede asegurarse de modo concluyente respecto a este lienzo, que queda como un importante jalón para el estudio del artista.
Museo Nacional del Prado, Un mecenas póstumo: el legado Villaescusa, Madrid, Museo del Prado, 1993, p.78-80