Heracles
135 - 150. Mármol, 61 x 36 cmSala 074
Aunque adaptada a un herma en época moderna, esta cabeza procede de una gran estatua acaso destinada, como era común en época imperial, a la decoración de unas termas u otro edificio público. Sin embargo, cabe recordar que fue Lisipo uno de los primeros escultores que supieron desarrollar tanto la estatuaria grandiosa como las miniaturas escultóricas, y precisamente en la iconografía de Heracles.
La obra recuerda creaciones del maestro bien conocidas a través de copias e interpretaciones tardías -el Hércules Farnesio, por ejemplo- y muestra como supo el último representante del clasicismo griego incorporar hallazgos de sus contemporáneos -en este caso, el pathos o expresividad de Scopas- para Heracles, en concreto, concentra en su mirada el cansancio de toda una vida de hazañas en favor de la humanidad (Texto extractado de Elvira Barba, M.A.: Escultura clásica. Guía, Museo Nacional del Prado, 1999, p. 27).