La Fortuna
1636 - 1638. Óleo sobre lienzo, 182,3 x 100,5 cmNo expuesto
La representación de la Fortuna es bastante curiosa dentro del ciclo iconográfico de la Torre de la Parada. Es uno de los lienzos de formato vertical con una sola figura que guarda relación compositiva con otras obras de similares dimensiones, como son Mercurio (P1677), Sátiro (P1681) y La Razón (el lienzo está desaparecido, pero el boceto se conserva en el Museo Provincial de Bellas Artes de La Coruña (n. 284) que representan personajes aislados, la mayoría de los cuales son de mano de Rubens y otros con colaboración de taller. Este tipo de representaciones dejan fuera la historia relacionada con estos personajes para centrarse en la fuerza de la figura aislada y los múltiples significados que éstas pueden tener. La presencia de estas cuatro pinturas estaría relacionada con todo el ciclo mitológico de la Torre de la Parada.
Según S. Alpers, autora del único estudio completo del encargo de Rubens para la Torre de la Parada hasta la fecha, en el Renacimiento solía aparecer representada junto con Mercurio, personaje que aparece en este ciclo (P1677) de igual manera que La Fortuna. Su representación no sigue ningún episodio sino más bien una tradición representativa a lo largo de la historia del arte donde aparece con elementos que acreditan su volubilidad, como el timón y la vela, símbolos de lo impredecible del mar y de su poder sobre la naturaleza. Rubens muestra la tela en una posición que recuerda a las velas y la coloca en el mar sobre una esfera, símbolo que también aparecía en el Renacimiento como muestra de su inestabilidad. En cuanto al tratamiento de la figura recuerda al nacimiento de Venus, con una tela recorriéndole el cuerpo.
Las diferencias con el boceto, conservado hoy en el Museo estatal de Berlín en Dahlem (n. 798c) son bastante destacables; tanto la posición de la figura, el rostro y la representación del cielo y el mar difieren bastante. Esto hizo pensar a S. Alpers, junto con otras obras con similares cambios, en la mano de Rubens en estas obras, además del estilo del artista. La figura de la Fortuna es prácticamente idéntica a una de las mujeres que aparecen en la obra Quos Ego de Rubens del Museo de Bellas Artes de Amberes (n. 233) y que fue realizada tan solo un año antes de comenzar este proyecto. Esto es una muestra del trabajo del gran taller de Rubens y de la manera de pintar del mismo maestro, reaprovechando modelos y figuras para unos y otros lienzos.
Los lienzos para la Torre de la Parada fueron realizados en torno a 1636-1638 aproximadamente, siguiendo la correspondencia entre el Cardenal Infante Don Fernando, gobernador de Flandes en el momento del encargo, y su hermano el rey Felipe IV.
La decoración de la Torre de la Parada, en cuyo proyecto también participaron otros autores como Velázquez, fue el mayor encargo que Rubens recibió de Felipe IV. A partir de 1636 se enviaron desde Amberes a Madrid más de sesenta obras para esta casa de recreo situada en los montes del Pardo. La mayor parte de las escenas narraban las pasiones de los dioses, según fueron descritas en las Metamorfosis del poeta romano Ovidio y otras fuentes clásicas. Para llevar a cabo un proyecto tan amplio, Rubens realizó pequeños bocetos sobre tabla, donde capta la esencia moral de las historias y las actitudes de los personajes. Estos bocetos sirvieron de base para la elaboración de los lienzos definitivos.
El Museo del Prado conserva diez de los bocetos de Rubens, nueve de ellos donados en 1889 por la duquesa de Pastrana, y uno adquirido en el año 2000. El Prado también conserva la mayoría de los lienzos realizados a partir de los diseños de Rubens para la decoración de este lugar (muchos de los cuadros fueron pintados por otros artistas).
(Información revisada y actualizada por el Departamento de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo Nacional del Prado, 2014).