Dibujo en el que se representa a la Virgen Inmaculada en pie, sobre el creciente de la luna, con las manos juntas y la cabeza inclinada; a su derecha, un ángel niño con espada flamígera, acosa al dragón infernal; a su izquierda, otros ángeles en adoración y arriba, en el ángulo izquierdo, Dios Padre, con los brazos abiertos y el Espíritu Santo, entre querubines.

El estilo es enteramente madrileño, del primer tercio del siglo XVIII, mostrando recuerdos evidentes del estilo de Luca Giordano. Al ser tan mal conocida aún la actividad y la producción de los artistas de ese tiempo, es forzoso considerarla obra anónima. (Texto extractado de Pérez Sánchez, Alfonso E.: Catálogo de Dibujos. II. Dibujos Españoles. Siglo XVIII (C-Z), Museo del Prado, Madrid, 1977, p. 112).