San Marcos y san Lucas
Hacia 1625. Óleo sobre lienzo, 66 x 102 cmNo expuesto
Juan Ribalta era hijo de Francisco, y desarrolló su corta carrera en Valencia, donde se trasladó siendo niño con su padre. Su estilo tiene como punto de referencia el de éste y, por lo tanto contiene numerosas referencias naturalistas, que mezcla con un gusto personal por el cromatismo. Sus mejores cualidades se advierten en esta obra, que forma pareja con la P1065 en la que se representan los otros dos evangelistas. Su tema y su formato sugieren que formaron parte del banco de algún retablo. Están realizadas con pinceladas menudas, de delicado trazo, propias de un miniaturista preciso, de un excelente dibujante. Se aprecia además en ellas la importante influencia que ejerció en Valencia el pintor Pedro de Orrente, quien gustó de representar la historia sagrada en clave de pintura de género. Probablemente fueron adquiridas en 1802 por Carlos IV durante el viaje que realizó a Valencia, y durante mucho tiempo se atribuyeron al padre. La composición es muy singular, y tanto el dibujo como el modelado de las figuras están muy cuidados y revelan a un artista seguro y de notables dotes (Texto extractado de Portús, J. en: El Arte en la España del Quijote, 2005, p. 138).