Santiago Peregrino
1455 - 1465. Óleo sobre tabla, 161,5 x 105 cmSala 051A
La obra representa al apóstol sentado en un trono ricamente decorado, siguiendo una tipología similar a la del San Martín entronizado con donante del Museo Catedralicio de Segorbe de Reixach procedente del retablo mayor de la iglesia de San Martín de la Cartuja de Valdecristo. Al ser la imagen del titular del retablo ocupaba la calle central, de ahí sus grandes dimensiones -325 x 247 cm- mucho mayores que las de la tabla de Santiago, que también era la imagen del titular del retablo. Por lo que afecta a la iconografía, existen muchas semejanzas con la producción de Reixach. La tabla de Santiago Peregrino se ajusta a la imagen del apóstol peregrino del que Joan Reixach dio varias versiones -de pie y no entronizadas-, con el sombrero con la venera y el bordón del que cuelga un bolso con veneras -tres en el caso de este Santiago entronizado y una en las restantes-, como también aparecen veneras en la bolsa que lleva cruzada hacia la cadera derecha, junto al bordón. Buen ejemplo de ello son dos Santiagos de Reixach, el de la iglesia parroquial de la Pobla de Vallbona -187 x 126 cm-, titular del retablo como los otros, igual que el Santiago acompañado de San Gil del Museo de Bellas Artes de Valencia -146,5 x 83,5-.
Pese a que las semejanzas compositivas con las obras de Reixach son evidentes, también lo son las diferencias que existen entre ellas. Lo que más llama la atención es la forma del trono. El de Santiago es gótico y está profusamente decorado en los brazos, incluso con formas animadas que se suman al monograma de Cristo JHS y XRS -uno en cada uno de los remates del trono- y las M repetidas en los frentes, probablemente alusivas a María. El de San Martín, en cambio, evoca el arte clásico. A lo anterior hay que sumar otros aspectos que alejan al Santiago del San Martín y de otras obras de Joan Reixach. Probablemente, una de las que más llama la atención es la forma de la barba del apóstol, muy poblada, sin partir, frente a lo que sucede con los Santiagos de mano de Reixach. Además de la manera de reproducir los rasgos -la boca, las orejas y aún las manos, más grandes que las de Reixach-, otra de las notas en que esta tabla de Santiago apóstol con donante dista más de las de Reixach es en la ausencia de oro y en la forma de representar el manto del apóstol, sin los brocados habituales de Reixach. Tampoco es igual la forma de los nimbos, más próximos a las obras que se adscriben al Maestro de Bonastre -conocido por este nombre a partir de la Transfiguración de la catedral de Valencia.
Gracias a los estudios técnicos realizados en el Museo del Prado se ha podido constatar que gran parte del dibujo subyacente, tanto del fondo -suelo, estructura, tracería y decoración del trono- como de la figura -rostro y ropaje- está inciso en la preparación. Se trata de un dibujo estudiado, sin cambios, de un pintor que parece estar muy interesado en la geometría. Las formas del trono y sus motivos decorativos, -figurados o no- son simétricos, además de originales, porque no siguen estrictamente ni las formas góticas ni las islámicas. También se conserva el punto geométrico utilizado para dibujar el nimbo. Asimismo se aprecian -aunque sean la excepción- particularmente en el lado izquierdo del manto -entre los cabellos y la barba tan singular y distinta de Reixach y otros maestros valencianos- unos trazos cruzados para el modelado.
Museo Nacional del Prado, Memoria de actividades 2015, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2016, p.116-118