Tancredo y Clorinda en la fuente
Hacia 1697. Óleo sobre lienzo, 223 x 94 cmDepósito en otra institución
Corresponde al canto I de la Jerusalén liberada de Torcuato Tasso. Tancredo, después de la victoria de los francos frente a los persas, se detuvo en una fuente para descansar y aliviar su sed. Allí acudió también la joven Clorinda, de la que se enamoró al instante. Tancredo aparece de espaldas en la parte baja de la composición, apoyado en la fuente y volviendo su mirada hacia la joven, que irrumpe en la escena en un plano superior. Cupido, en la parte alta, lanza una flecha al joven provocando su amor.
Como el resto de las pinturas correspondientes a esta serie, esta ha sido objeto de una crítica demasiado rigurosa. El origen de esta opinión negativa podría localizarse en el carácter estereotipado de sus personajes, con gestos y actitudes muchas veces vistos en la pintura de este artista, o en detalles como la postura forzada y poco natural de Tancredo. Sin embargo, posturas semejantes se observan en muchas de sus pinturas verticales con la probable intención de corregir los problemas de perspectiva derivados de la considerable altura a la que probablemente colgaron. Parece que no existen otros motivos para dudar de la autoría de Giordano, mientras que hay numerosas razones para afirmar lo contrario, como la resolución de las anatomías (con el uso probable de una imprimación negra en el caso de Tancredo para acentuar su musculatura), los paños de profundos pliegues, también habituales en las pinturas de su mano, o la sucesión de planos, muy convincentemente resuelta usando la preparación rojiza en la vegetación y el celaje.
Úbeda de los Cobos, Andrés, Luca Giordano en el Museo Nacional del Prado: catálogo razonado, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2017, p.284-287