Una función de máscaras (El entierro de la sardina)
1814 - 1816. Lápiz negro, Pincel, Pluma, Tinta parda sobre papel verjurado, 237 x 190 mmNo expuesto
Dibujo relacionado con la pintura El entierro de la sardina, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (n. inv. 676).
Manuela Mena y Gudrun Maurer dudan de la autoría de Goya y proponen la atribución del dibujo a Leonardo Alenza: “En Goya, las máscaras comenzaron a formar parte de su iconografía personal a partir de los Caprichos, pero en los ya tardíos Disparates, como el Disparate de carnabal, con evidentes analogías con Una función de máscaras de la Academia, surge la idea de la máscara violenta como metáfora de los engaños del ser humano. Bajo el título espurio de El entierro de la sardina, la composición no ha sido nunca explicada en sus detalles ni se ha tratado de ‘desenmascarar’ lo que sucede allí, salvo la idea genérica de la fiesta popular callejera y local. A ello ha podido contribuir el dibujo del Museo del Prado (D04018), procedente de la colección de dibujos de Goya de Valentín Carderera, que fue tomado siempre, por sus variantes, como una primera idea para el cuadro de la Academia. Siempre figuró en la bibliografía como de su mano, por su fiable procedencia, así como por aparecer en el estandarte central la palabra latina ‘MORTVS’, que Goya había escrito originalmente en su cuadro y luego cancelado, pintando encima la gran cabeza sonriente, centro de su composición. Sin embargo, el ‘MORTVS’ de la tabla de Goya se lee a simple vista, por lo que pudo copiarse con facilidad, y por otro lado el estilo y la técnica, bien conocidos, de los dibujos de Goya ha hecho que, recientemente, el Prado se haya replanteado la autoría de esta peculiar composición. En ella, bajo un estandarte con el ‘MORTVS’ de Goya, en que añadió una tiara y armas papales, varias figuras de monjas bailan con loco arrebato sobre unos trazos en el suelo que sugieren figuras de niños caídos o muertos, idea que enlaza más con el áspero realismo de la literatura española del siglo XIX tardío. El estilo de este dibujo y el uso de la pluma de trazos pesados, sin verdadera definición de la forma, así como las abreviaciones de manos y pies o la forma de hacer los rostros, por medio de un triángulo con pequeños puntos para los ojos, lo relacionan estrechamente con los numerosos y asimismo bien conocidos dibujos de Leonardo Alenza, imitador de Goya y amigo de Carderera”. (M.B. Mena Marqués y G. Maurer, “Una función de máscaras (El entierro de la sardina”), en Goya en tiempos de guerra, Madrid, Museo del Prado, 2008, p. 390)
En el verso de la hoja se encuentra un fragmento de apunte a sanguina, con el perfil de un monte, en una de cuyas cimas se levanta una cruz, y en su falda un conjunto de edificaciones a manera de poblado. Sánchez Cantón (1928) reseñó este apunte y le asignó el número 272.