Es obra de considerable interés, pues son muy escasas las obras que se conservan de su mano, y constituye un buen ejemplo de la última generación de grandes decoradores madrileños. Es notable el escenario arquitectónico sugerido en modo análogo a lo que gusta hacer Claudio Coello. A este maestro recuerdan también los tipos humanos de los ángeles. El color cálido, pero un tanto apagado, con hermoso
Significativo ejemplo del tono de apasionado barroquismo de la pintura madrileña de fines del siglo XVII, tal y como subrayó Lafuente Ferrari (1941), al darlo a conocer. El mismo crítico señala la clara influencia del Triunfo de san Agustín (P664) de Claudio Coello, pintada en 1664, es decir, treinta años antes. Efectivamente, puede establecerse una cierta correlación entre las actitudes de ambos