Por su amplísimo desarrollo, es seguramente una de las más ambiciosas y complejas representaciones de la Inmaculada en el ámbito madrileño y, desde luego, una de las más hermosas salidas del pincel del pintor. Iconográficamente se ciñe al modelo tradicional de la Inmaculada, como Mujer de Apocalipsis (cap. XII, 1) erguida, caminando sobre el globo de la luna, coronada de doce estrellas, con túnica
Por su carácter y dimensiones se trata, sin duda, de un lienzo de altar, seguramente el que Palomino, Ponz, Ceán y otros vieron en el altar colateral de la Epístola, de la iglesia del Salvador de Madrid. La composición, de evidente monumentalidad, muestra al Santo apóstol en actitud erguida, apoyado en su cruz, y con la cabeza alzada, coronado de rosas que lleva una pareja de angelitos, uno de los
Pintado, junto con otros tres más, para la capilla del Cristo de la Paciencia del convento madrileño de los capuchinos; con ellos se pretendía recordar gráficamente la ultrajante profanación sacrílega, origen de la construcción del templo que se levantó con carácter expiatorio.Los hechos narrados sucedieron en Madrid hacia 1630. En casas del licenciado Parquero, situadas en la calle de las Infanta
Esta obra, de tan excepcionales dimensiones, fue considerada en su tiempo como una de las piezas más importantes de la pintura madrileña. La pintura se realizó para el retablo mayor de la iglesia de los Capuchinos llamados de la Paciencia de Cristo, fundación surgida a raíz de la profanación, en 1630, de una imagen del Crucificado por una familia judía de origen portugués. El convento se alzaba en
Se trata de la composición más sobria de todas las versiones de la Inmaculada pintadas por Rizi, tal y como señaló Ángulo (1962). Su silueta evoca desde luego la de Ribera que se conservó en San Pascual de Madrid y que fue estudiada y copiada ampliamente por los pintores madrileños (Pérez Sánchez, 1974, p. 248) aunque en la posición de los cuernos de la luna dirigidos hacia abajo, siga el modelo d
La producción retratística de Francisco Rizi (1614-1685) es aún mal conocida. Probablemente fue escasa, pero las pocas muestras que han llegado hasta nosotros denotan unas extraordinarias aptitudes para el género. En este retrato, de fecha imprecisa pero que cabe situar en el periodo central de su carrera como ha señalado Pérez Sánchez, la pose del personaje, llena de apostura y de una elegancia n
Francisco Rizi es uno de los pintores más característicos del pleno Barroco cortesano, por su gran aprecio por el color y los valores táctiles y por su gusto por el dinamismo. Aunque gran parte de su catálogo está compuesto por obras de considerables dimensiones, también hace obras de tamaño más reducido, como ésta, que es una pequeña obra maestra y un testigo de las magníficas dotes de su autor.
La composición, de fuerte influencia veneciana, especialmente en la figurilla del acólito a la izquierda, que recuerda mucho los escorzos de Tintoretto, se repite con ligeras variantes en un lienzo de la predella de un retablo de la iglesia carmelita de Alba de Tormes, de fecha ignorada, pero que por una serie de referencias debe corresponder a los últimos años de la vida del pintor. Se representa
La interpretación del tema tradicional presenta algunos elementos característicos del espíritu dinámico del artista. Santa Isabel parece precipitarse sobre la Virgen con un amplio movimiento traducido en lo oblicuo de su posición, que a Angulo hacía evocar un ímpetu similar al de Alonso Berruguete, cuyo retablo en las Úrsulas de Toledo seguramente conocería Rizi. San Zacarías alza los brazos en ge
Esta obra destaca por su importancia y calidad, así como por el ímpetu del movimiento del ángel, quizás de origen riberesco. Destacanla diferente concepción del espacio y los celajes, que buscan -con las nubes que se adensan en el espacio sobre una línea de horizonte luminoso-, un efecto de masa, de solemnidad y fuerza notables. Tras la balaustrada, recortada a contraluz, concede una gran signific
La composición adapta a una proporción apaisada la disposición del cuadro de idéntico asunto pintado en 1645 para la Catedral de Toledo. Para rellenar el nuevo espacio, interpone la figura del rey Melchor, calvo y con larga barba blanca. El rey que iniciaba la genuflexión en el lienzo de Toledo, se presenta ahora rejuvenecido, al modo tradicional de Gaspar, y al no modificar la figura de Baltasar,
Por sus vibrantes toques luminosos, el tipo de pincelada deshecha y violenta y la crispación de sus actitudes se atribuyeron ésta obra, Santa Inés (P7637), y otras dos pinturas que representan a Santa Catalina y a San Agustín (hoy en el Museo Lázaro Galdiano) al pintor sevillano Valdés Leal, hasta que en 1944 Angulo Íñiguez, al reparar en lo que escribió Ceán Bermúdez sobre el gran parecido que ex
Por sus vibrantes toques luminosos, el tipo de pincelada deshecha y violenta y la crispación de sus actitudes se atribuyeron ésta obra, San Antonio Abad (P7636), y otras dos pinturas que representan a Santa Catalina y a San Agustín (hoy en el Museo Lázaro Galdiano) al pintor sevillano Valdés Leal, hasta que en 1944 Angulo Íñiguez, al reparar en lo que escribió Ceán Bermúdez sobre el gran parecido
La obra procede, junto con su compañera La Presentación de Jesús en el Templo (P1130), y el Ecce Homo conservado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, del desaparecido Convento franciscano de los Ángeles de Madrid, donde los mencionan Palomino, Ponz y Ceán, constituyendo el banco de un pequeño retablo del Nacimiento, en la Capilla de Don Andrés de la Torre. Las dos escenas pasaron a
La obra procede, junto con su compañera La Adoración de los Reyes Magos (P1129), y el Ecce Homo conservado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, del desaparecido Convento franciscano de los Ángeles de Madrid, donde los mencionan Palomino, Ponz y Ceán, constituyendo el banco de un pequeño retablo del Nacimiento, en la Capilla de Don Andrés de la Torre. Las dos escenas pasaron al Muse
La Adoración de los Pastores está firmada por Francisco Rizi y fechada en 1668, en un momento de plena madurez de su autor, uno de los principales representantes de la escuela madrileña de la segunda mitad del siglo XVII. Aunque el tema fue recurrente en la carrera de Rizi, la interpretación se aparta de otras versiones, y destaca en ella el singular desarrollo que tiene el fragmento dedicado a lo
En el cuadro, el pintor ha representado a santa Águeda, monumentalizada y sensual, de cuerpo entero, en pie y levemente girada hacia su derecha. La joven, ataviada con un lujoso ropaje a la antigua, que deja al descubierto parte del pecho, rodea con la mano diestra uno de sus senos -en alusión a su principal atributo-, al tiempo en que apoya la izquierda en una consola, sujetando la palma del mart
El rey Carlos II preside un auto de fe celebrado en Madrid el 30 de junio de 1680, acto que se inicia con el juramento real de defender la fe católica y perseguir a los herejes y apóstatas. La Inquisición fue creada en Roma en el siglo XIII, como tribunal contra los herejes y fue encomendada a los dominicos. En España la Inquisición comenzó en Aragón, y los Reyes Católicos la establecieron para to