Esta obra, junto con El hijo pródigo recoge su legítima (P997), La despedida del hijo pródigo (P998) y El hijo pródigo abandonado (P1000), repite temas tratados en los lienzos pertenecientes a la National Gallery de Dublín, en una serie dedicada a la parábola del hijo pródigo, en la que se cuenta la historia del hijo menor de un hombre adinerado que, tras romper con su familia y derrochar su heren
Murillo ha pasado a la historia como uno de los grandes pintores de temas infantiles, y ello no sólo por sus famosas escenas costumbristas protagonizadas por niños, sino también por representaciones como ésta, en la que aparece el Niño Jesús en la metáfora bíblica del buen pastor que apacienta y cuida de sus ovejas. Se trata de un tipo de imágenes de gran éxito entre la sociedad sevillana de la ép
Esta obra, junto con El hijo pródigo recoge su legítima (P997), La disipación del hijo pródigo (P999) y El hijo pródigo abandonado (P1000), repite temas tratados en los lienzos pertenecientes a la National Gallery de Dublín, en una serie dedicada a la parábola del hijo pródigo, en la que se cuenta la historia del hijo menor de un hombre adinerado que, tras romper con su familia y derrochar su here
Esta obra, junto con La despedida del hijo pródigo (P998), La disipación del hijo pródigo (P999) y El hijo pródigo abandonado (P1000), repite temas tratados en los lienzos pertenecientes a la National Gallery de Dublín, en una serie dedicada a la parábola del hijo pródigo, en la que se cuenta la historia del hijo menor de un hombre adinerado que, tras romper con su familia y derrochar su herencia,
Murillo, como muchos otros pintores españoles del siglo XVII, fue muy sensible a la influencia de Ribera, cuyas obras, aunque realizadas en Nápoles, abundaban en las colecciones españolas. Ésta es una de sus pinturas en las que se advierte más claramente este influjo, que se manifiesta tanto en el esquema general de la composición como en la iluminación esencialmente claroscurista o en el gusto po
Además de compartir con La Dolorosa (P977) medidas , procedencia y cierta dependencia con los modelos de Tiziano, estos dos cuadros están especialmente unidos por su tema. Es juntos como resultan más eficaces y expresivos y cuando se hace evidente que el dolor de la Virgen procede de la contemplación de los sufrimientos de su hijo.
Murillo no tardó en identificar el tipo de pinturas con las que se sentía más a gusto, pues le daban ocasión para demostrar sus habilidades narrativas, eran magníficamente acogidas por gran parte de la clientela local y, según sus biógrafos, se adaptaban plenamente a su carácter: se trata de escenas religiosas de carácter tierno, interpretadas por personajes en los que se mezcla, de forma muy cara
A través de esta obra podemos reconocer una parte del repertorio humano, formal e iconográfico que utilizó Murillo en muchos de sus cuadros y cuya reiteración constituye al mismo tiempo una de las claves de su éxito y una de sus señas de identidad. Una mesa con un tapete, algún libro y un jarrón con azucenas; una canastilla con los útiles de costura destacada en primer término como alusión patente
A partir de los años sesenta del siglo XVII Murillo se convirtió en la figura principal de la pintura andaluza y en el artista que acaparó las preferencias y los encargos de la clientela. Para entonces ya había acabado de definir su estilo más característico, del que es magnífico ejemplo este cuadro. En él vemos una mezcla de contenido amable que explota la vena más sensible del fiel, con una depu
El Museo del Prado posee cinco representaciones de la Inmaculada por Murillo, quien frecuentó ese tema debido a su extraordinaria popularidad en España, donde su culto se convirtió en una seña de identidad. Esta, que estuvo en Aranjuez, es una de sus versiones más maduras y estilizadas y en las que se transmite de manera más eficaz el impulso ascensional.Desde hacía siglo y medio en España estaba
Esta obra, junto con El hijo pródigo recoge su legítima (P997), La despedida del hijo pródigo (P998) y La disipación del hijo pródigo (P999), repite temas tratados en los lienzos pertenecientes a la National Gallery de Dublín, en una serie dedicada a la parábola del hijo pródigo, en la que se cuenta la historia del hijo menor de un hombre adinerado que, tras romper con su familia y derrochar su he
La combinación de realidad tangible con un ambiente visionario y espiritual fue una de las razones de la fascinación que ejercieron las obras de Murillo, muchas de ellas sumamente populares, por lo que la iglesia católica utilizó sus imágenes durante los siguientes tres siglos. Bastantes de sus temas no estaban descritos específicamente en la Biblia y algunos, como las escenas de la infancia de Cr
La Virgen, pintada de busto y levemente girada hacia la izquierda, surge desde el fondo neutro gracias a la iluminación dirigida al rostro, que entra por el lateral, hacia el que se inclina la figura. Lleva, debajo del velo que le cubre la cabeza, una toca blanca que rodea la cara y el cuello y cuyo borde despegado origina zonas de sombras. De nuevo en esta imagen, Murillo demuestra ser el pintor