Dios Padre, Cristo muerto y el Espíritu Santo, rodeados de ángeles con los símbolos de la Pasión, se muestran en un rompimiento de gloria sobre un paisaje. Es un recurso que utilizará también Tiziano en La Gloria del Museo del Prado y que deriva de estampas de Durero. Las figuras delatan la influencia de Rafael. Vermeyen, muy estimado en la corte de Carlos V, realizó importantes proyectos artístic
Durante su encuentro en Augsburgo en 1550-51, Carlos V encargó a Tiziano La Gloria, finalizada en octubre de 1554, cuando fue enviada a Bruselas. La inusual composición, que debió atenerse a precisas instrucciones del emperador como ya apuntara Gronau, está presidida por la Trinidad, a cuya derecha figuran los dos intercesores por excelencia: la Virgen y tras ella San Juan Bautista. La prelación d
La Religión socorrida por España formó parte del último grupo de pinturas que Tiziano envió a Felipe II, apenas un año antes de su muerte en 1576. La pintura conmemora la actuación de la Monarquía Hispánica en la batalla de Lepanto (1571) y ejemplifica la maleabilidad de los elementos alegóricos, pues una misma composición, apenas alterada, fue portadora de tres significados. En 1568 Vasari vio en
La pintura conmemora dos hechos acaecidos en 1571: la derrota de la armada turca en Lepanto el 7 de octubre, y el nacimiento el 5 de diciembre del infante Fernando, heredero al trono, cuya asociación y consideración como dones celestiales fue recurrente en el círculo próximo al monarca, como refleja una carta remitida el 21 de diciembre de 1571 por Luis de Requesens, gobernador de Milán, a Sancho
El futuro Felipe III aparece representado con carácter de príncipe heredero. Tras el príncipe, el Tiempo aparta a Cupido -el Vicio representado por un amorcillo que lleva los ojos tapados- y le pone delante la imagen alegórica de la Virtud, entendida como un compendio de las cuatro virtudes cardinales, ya que porta los atributos de sus personificaciones: la balanza alude a la Justicia, el caduceo
Retrato de busto del rey Felipe III, cuya atribución al pintor sevillano se basa en sus similitudes con otras obras seguras del maestro de mediados de la década de 1620. Esas coincidencias se dan tanto desde un punto de vista técnico (por ejemplo en las capas de preparación) como en la escritura pictórica. El estudio y comparación de la obra con pinturas como Felipe IV armado (P1219) o El infante
Busto de tamaño natural en el que aparece representado Carlos V con el Toisón de Oro colgado al cuello sobre la armadura, cuyos elementos ornamentales están esculpidos con gran detalle; se minimiza un tanto el defecto físico del prognatismo del Emperador, aunque se le muestra con labios algo temblorosos. Lleva una coraza de peto redondo, adornada con hojas, rayada de listas verticales y ceñida has
Felipe II (1527-1598) está representado todavía joven, con armadura militar y collar del Toisón de Oro en el pecho. Las hombreras de la armadura rematan en cabezas de león y en su pecho una Victoria flanqueada de sirenas decora la coraza. Esta decoración junto a la cabeza descubierta y girada hacia delante dan a la obra una poderosa sensación de majestad, entroncando con ciertas imágenes de la Ant