El lienzo describe un servicio de chocolate, con su chocolatera de cobre, alto palo de molinillo en vertical y largo mango en horizontal; delante, un plato grande contiene un pocillo, un bollo y unos bizcochos, uno de los cuales descansa directamente sobre la mesa; en primer término unos medallones de chocolate se desparraman desde su envoltorio de papel. Obra excepcional por la representación de
Sobre una tosca mesa de madera, descrita táctilmente con los pequeños detalles de la calidad del material, visibles en nudos y muescas, aparecen desordenadamente situadas unas cuantas “peritas de San Juan” y un pan en segundo término, junto al cual se eleva una alcarraza de loza muy blanca que bien pudiera ser andaluza. Se denomina popularmente “jarra de cuatro picos” y muestra una decoración de i
Con una originalidad indudable, el presente bodegón muestra en primer término, e incluso derivando al segundo, varias ostras, pormenor relativamente infrecuente en los cuadros que pintó Meléndez; junto a ellas unos dientes de ajo y un plato de loza decorada, probablemente talaverana, completan la línea del plano más próximo al espectador. Detrás, y acusándose con poderoso volumen, un enorme perol
El autor ha procurado conjugar los componentes más característicos de una sencilla ensalada, aprovechando al tiempo el asunto para mostrar junto a los pepinos y tomates -contrastados merced a su diversidad de tonalidades-,un lebrillo de Alcorcón tapado con un plato que sin duda pertenece al grupo que figura en torre a su lado, todos de Puente del Arzobispo; se añaden una vinagrera, una alcuza y un
Son poco frecuentes los temas de caza en la obra de Meléndez. En este caso, dos perdices de multicolor plumaje sirven de principio argumental a la composición, en primer término, junto a ellas, las cabezas y dientes de ajo, los paquetes de papel y las cebollas. En segundo plano, dos lebrillos de Alcorcón conteniendo tres platos de loza decorada, de la serie de la adormidera, probablemente talavera
Luis Meléndez se distinguió como el bodegonista español más importante de fines del siglo XVIII. Para ese entonces, la popularidad del género había declinado en España y no lo cultivaba ninguno de los contemporáneos de Meléndez en la corte. Aun así, Meléndez pintó más de cien bodegones durante su vida, por lo cual concluyen los historiadores de arte que tenía un interés personal en este tema. En r
En primer término unas limas dispuestas con el habitual desorden del artista, ocupan prácticamente la mitad del lienzo; detrás de ellas una orza de miel, de tipo popular con vidriado verde, como las de Biar o Lucena, muestra el detalle propio del pintor. En último término se dispone una caja de jalea abierta sobre plato de castañuela, y, una salva con pie, de plata o peltre sobre la que descansa u
El objeto que de inmediato atrae la atención del espectador es la espléndida jarra de loza, esmaltada en blanco, al óxido de estaño, típica del siglo XVIII, que posee un asa torsa de estilo salomónico. A su lado un queso contrasta con el juego de líneas rectas y curvas que lo delimitan así como por los planos de luz tan distintos que refleja; delante, un plato rococó de borde ondulado rebosa de ce
Dos espléndidos besugos acaparan el protagonismo del lienzo y en torno a ellos se subordinan los demás motivos: naranjas, un paño de cocina, una cabeza de ajos, un envoltorio que contendrá, sin duda, alguna especia, dos lebrillos de barro de Alcorcón, una sartén de mango largo, un almirez, cuya mano se proyecta hacia el fondo, y una alcuza, que al igual que las restantes superficies de los element