Se trata de un tríptico formado por cinco tablas. En el interior, un busto de Cristo con el nimbo crucífero preside la composición flanqueado por san Pedro, con las llaves, y san Juan Bautista, vestido con su característica piel de camello, en el interior de las tablas laterales. En el exterior aparecen san Juan Evangelista sujetando una pluma y su evangelio, y santa Columba, acompañada por el oso
Este fragmento de fresco procede de la iglesia de San Giacomo degli Spagnoli en Roma, de donde fue arrancado poco antes de 1907, cuando ingresó en el Prado atribuido a Baldassare Peruzzi. Es obra sin embargo de Antoniazzo Romano, pintor muy solicitado por la comunidad española en Roma por su hábil capacidad para aunar las novedades pictóricas renacentistas y el valor devocional de los iconos.