A partir de la década de los ochenta, el Greco elaboró una interesante iconografía en torno al tema de la Sagrada Familia que continuó trabajando en los años siguientes y del que realizó varias versiones (Hispanic Society de Nueva York, Museo de Santa Cruz de Toledo, National Gallery of Art de Washington). La versión del Prado nos muestra una María de cuerpo entero y sentada, centrando la composic
De cronología y tipología muy similar al Retrato de un caballero joven (P811), presenta además una estructura pictórica pareja, llena de variedad de registros pictóricos, sucediéndose las pinceladas directas y a plena pasta de la gola, con los sutiles frotados que difuminan la piel, los ojos o la boca del caballero, concluyéndose finalmente con la aplicación minuciosa, a punta de pincel, de lo más
Se representa el momento en que María acepta los designios divinos transmitidos por el arcángel san Gabriel. Descenderá sobre ti el Espíritu Santo. Quedarás protegida a la sombra del poder del Altísimo. Por eso el Santo de ti engendrado se llamará Hijo de Dios (Lucas, I, 34-35). Se han apuntado varias fuentes para explicar la forma en que El Greco concibió esta representación: obras de Tiziano com
La efigie sigue un modelo femenino frecuente en el Greco: una adolescente de óvalo facial almendrado, ojos grandes y oscuros que destacan sobre la blanca tez. Se cubre con un velo fino, el habitual manto azul y la túnica carmesí. El contorno de todo el busto se perfila por el halo luminoso que envuelve a la Virgen y la destaca sobre el fondo grisáceo. Tanto las reducidas dimensiones como la visión
El retrato de caballero con gesto de disertar sobre alguna materia relacionada con el volumen en el que apoya la mano izquierda, ha sido identificado como médico por llevar en el dedo pulgar un anillo, distintivo en la época de los galenos. Como tal se le identifica en el siglo XVII, cuando aparece referido en el Real Alcázar. Se han propuesto los nombres de Luis Mercado, catedrático, tratadista y
Pintada para el retablo mayor del Colegio de la Encarnación (Madrid), un seminario agustino más conocido por el nombre de su fundadora, doña María de Córdoba y Aragón (1539-1593). La Anunciación (P3888) se encontraba en la parte central del piso inferior del retablo, flanqueada por la Adoración de los Pastores (actualmente en Bucarest) y el Bautismo (P821), mientras que en el centro del piso super
Pintada para el retablo mayor del Colegio de la Encarnación (Madrid), un seminario agustino más conocido por el nombre de su fundadora, doña María de Córdoba y Aragón (1539-1593). La Anunciación se encontraba en la parte central del piso inferior del retablo, flanqueada por la Adoración de los Pastores (actualmente en Bucarest) y el Bautismo (P821), mientras que en el centro del piso superior se s
Esta obra, junto al Retrato de un caballero (P810) y el Retrato de Jerónimo de Cevallos (P812), conforman la trilogía de retratos tardíos que del Greco posee el Museo del Prado, y han sido estudiados como un grupo en progresión, iniciado con este joven y culminado con la espléndida cabeza del licenciado Cevallos. La amplia gola delata una cronología coincidente con el reinado de Felipe III. Este c
En torno a un tizón encendido se agrupan tres figuras: el muchacho que sujeta y sopla la llama, un hombre de sonrisa bobalicona y un mono encadenado que sopla también con expresión concentrada. El Greco pintó en su etapa italiana Un soplón (Museo de Capodimonte, Nápoles), con el muchacho como única figura. La inclusión del mono y el hombre complica el significado de la obra, sin que exista unanimi
Pintada para el retablo mayor del Colegio de la Encarnación (Madrid), un seminario agustino más conocido por el nombre de su fundadora, doña María de Córdoba y Aragón (1539-1593). La Anunciación (P3888) se encontraba en la parte central del piso inferior del retablo, flanqueada por la Adoración de los Pastores (actualmente en Bucarest) y este Bautismo, mientras que en el centro del piso superior s
En medio de un paisaje pedregoso y bajo la amenaza de un cielo de tormenta, san Juan Evangelista y san Juan Bautista se presentan en primer término y en actitud de dialogar. Cada uno aparece con la indumentaria y los atributos de su iconografía tradicional: el Evangelista es un joven imberbe que se cubre con túnica azul y un amplio manto rosáceo; bendice el cáliz del que brota un dragoncillo, refe
Esta es la única ocasión en la que el Greco representó a San Antonio de Padua (1195-1231), una de las grandes figuras de la espiritualidad franciscana. El de Padua aparece en primer término y en imagen de algo más de medio cuerpo, sosteniendo una rama de lirios o azucenas, y un libro abierto sobre cuyas páginas emerge una representación del Niño Jesús. Esta imagen, que haría alusión a la aparición
Bajo un cielo cubierto por tormentosas nubes de color gris plomizo, san Andrés y san Francisco de Asís aparecen de pie en actitud de conversar. El apóstol, a la izquierda del espectador, se cubre con una túnica azul cobalto y manto verde forrado en seda morada de reflejos grisáceos. Se le ha representado de frente, apoyado en la característica cruz aspada y con la cabeza dirigida hacia su izquierd
Escena nocturna desarrollada en un espacio angosto e irregular, una suerte de gruta en cuyo fondo se ha situado un vano abocinado formado por dos arcos de medio punto. En torno a María y su Hijo recién nacido, desnudo sobre el regazo de ésta, san José y tres pastores muestran una fervorosa devoción ante el pequeño. En el suelo, arrodillado, un buey contempla al recién nacido. Muy cerca del grupo,
Busto largo de caballero joven con bigote y perilla en un rostro enjuto, de ojos grandes, oscuros y almendrados, nariz fina y larga. El cabello corto y oscuro resalta la blancura de la tez. Viste de negro con golilla corta, siendo la prenda exterior una suerte de garnacha, a tenor de las solapas y cuello que se entrevén, aunque la indefinición de las mangas impide una mayor concreción. El fondo de
El retratado aparece revestido con el hábito de caballero de Santiago, arrodillado y orante. A su lado, de pie e igualmente elevando la mirada hacia lo alto, un caballero armado que, con dudas, puede ser reconocido con san Luis, rey de Francia, espejo en la época del soldado cristiano. En una de las caras del basamento puede leerse una inscripción que identifica al santiaguista como Julián Romero,
Esta pequeña tabla, casi una miniatura, es realmente excepcional dentro de la producción del Greco. En ella ensaya la representación del paisaje como elemento esencial de la composición, además de mostrar el manejo tanto de la técnica como de los recursos expresivos de la pintura veneciana del siglo XVI. Se ilustra aquí la marcha de la Sagrada Familia a Egipto, huyendo de la persecución decretada
La obra muestra a Jesucristo de más de media figura, vestido con túnica roja y manto azul. Lleva sobre el hombro izquierdo la cruz, que sostiene entre las manos, mientras que la cabeza se eleva ligeramente y los ojos, acuosos y de mirada resignada y serena, miran hacia el cielo. Sobre la cabeza, la corona de espinas es potenciada por un nimbo romboidal de naturaleza luminosa. En la corona, de un r