Vemos a la Virgen en una longitud de tres cuartos, vuelta ligeramente hacia la izquierda y sosteniendo al Niño Jesús. Un velo le cubre parte de la cabeza, y los pliegues voluminosos de esta misma prenda le rodean la cintura y las caderas. El fondo es liso. El Niño está vuelto hacia la cara de su madre, cuyos grandes ojos oscuros miran más allá del espectador con una expresión distante y seria.Este
Este boceto, debido a sus estrechas semejanzas con el lienzo de Getafe representado el mismo tema y pintado por Cano en 1645, se ha identificado como Santa Isabel con San Juanito. Santa Isabel está en pie, en un marcado contrapposto, sujetando a su robusto hijo a la altura de la cintura, hacia la derecha. El tono reflexivo e íntimo de la composición tal vez resulte más manifiesta en el dibujo; en
La Virgen de la Inmaculada Concepción aparece contra un fondo claro, de pie sobre una luna creciente cuyos extremos apuntan hacia abajo; tres serafines se sientan a sus pies. La Virgen tiene las manos sobre el pecho, con las puntas de los dedos tocándose ligeramente. Algunos mechones de pelo suelto caen sobre sus hombros.La técnica de la pluma y la aguada de tinta recuerda a los dibujos de Francis
Éste es uno de los pocos dibujos canescos al carboncillo o lápiz que cuenta con muchas probabilidades de haber sido realizado por Cano. A la derecha del dibujo vemos a una mujer sentada en una silla, posando en una escena de interior. Va ataviada con un traje historicista, un simple tocado blanco en la cabeza y una tela blanca sobre los hombros y el canesú. Tiene las manos descansando en el regazo
San José está arrodillado a la izquierda de la cuna, con las palmas de las manos juntas -a modo de rezo u oración- sobre el Niño Jesús, que está durmiendo. Detrás de la cabeza de San José hay una cruz y, a la derecha de la cuna, una cesta con algunas telas y un pequeño taburete. El empleo de pluma solo, sin aguada y sin una preparación a carboncillo, es propio de los primeros pensamientos de Cano:
Un retablo imponente, de elegantes proporciones, no incluye demasiados componentes pictóricos o escultóricos, confiriendo así mayor importancia a la arquitectura y su ornamentación. En el registro inferior no hay elementos figurativos de pintura ni escultura, solo los compartimentos que flanquean el tabernáculo coronado por la urna que guardan los restos de San Isidro, venerados en aquel momento e