Por sus vibrantes toques luminosos, el tipo de pincelada deshecha y violenta y la crispación de sus actitudes se atribuyeron ésta obra, San Antonio Abad (P7636), y otras dos pinturas que representan a Santa Catalina y a San Agustín (hoy en el Museo Lázaro Galdiano) al pintor sevillano Valdés Leal, hasta que en 1944 Angulo Íñiguez, al reparar en lo que escribió Ceán Bermúdez sobre el gran parecido
Retrato de una mujer en la iglesia parroquial de Jornes (La Coruña), dedicada a San Juan.
Esta pintura, realizada por Roldán cuando contaba sólo veinticuatro años, es el primero de sus retratos de grupo infantiles conocidos y viene a integrarse en su catálogo no sólo como uno de los mejores exponentes de toda su carrera, sino como una pieza de mucha significación dentro de un género con muy escaso desarrollo en España. Esta clase de retratos, típicamente burgueses, sólo tuvieron cierto
Al poco de su muerte se recordaba que Alenza recorría como Goya los barrios bajos de la Corte, las tabernas, los ventorrillos de las afueras, las casillas del río, observando las fisonomías, trajes, maneras y usos populares para trasladarlos a sus cuadros. A esos suburbios madrileños ha de corresponder la ambientación de este lienzo que se halla entre lo mejor de su producción. Pintado en 1844, en
Pareja de la obra El sacamuelas (P7945) y pintado en el mismo año de 1844, presenta una clara relación con la obra homónima de Velázquez, que Alenza conoció en el Museo del Prado. En este lienzo, de todos modos, se resaltan mucho más los extremos de la embriaguez y el carácter burlesco de los personajes. La pintura revela un sentido abiertamente popular y jocoso. En el interior abovedado de una ta
Retrato de Pilar de Castro Gómez (San Juan de Jornes, La Coruña, 1882-Madrid, 6-9-1970), quien casó con el pintor en 1907, en su casa de Sergude (La Coruña).
Durante su estancia en Portici, Fortuny quiso representar en una pintura a sus hijos, María Luisa (1868-1936) y Mariano (1871-1949). El 21 de agosto había comenzado el cuadro. El artista los dibujó en proporción mediante algún mecanismo óptico, realizando un buen número de estudios preparatorios, de manera que el de mayor tamaño correspondía a este cuadro, en estado ya avanzado. Además, trazó el a
La Asunción de la Virgen se narra en una leyenda tardía inspirada en el arrebato del profeta Elías y en la Ascensión de Cristo, y sólo fue declarada dogma de fe en 1950 tras siglos en los que la creencia en ella había sido considerada como una cuestión de piedad personal. Según esa leyenda, después de morir la Virgen fue llevada al cielo por unos ángeles en presencia de los apóstoles. A diferencia
Por sus vibrantes toques luminosos, el tipo de pincelada deshecha y violenta y la crispación de sus actitudes se atribuyeron ésta obra, Santa Inés (P7637), y otras dos pinturas que representan a Santa Catalina y a San Agustín (hoy en el Museo Lázaro Galdiano) al pintor sevillano Valdés Leal, hasta que en 1944 Angulo Íñiguez, al reparar en lo que escribió Ceán Bermúdez sobre el gran parecido que ex