Adriaenssen se distinguió por sus naturalezas muertas. En 1652, cuando el éxito comercial de las naturalezas muertas estaba en su cenit, entraron seis tablas suyas en la colección de Felipe IV por mediación del marqués de Leganés, importante coleccionista de pintura flamenca de la corte madrileña. Esta obra y otras tres tablas más que se conservan en el Museo del Prado (P001341, P001343, P001344)
Adriaenssen se distinguió por sus naturalezas muertas. En 1652, cuando el éxito comercial de las naturalezas muertas estaba en su cenit, entraron seis tablas suyas en la colección de Felipe IV por mediación del marqués de Leganés, importante coleccionista de pintura flamenca de la corte madrileña. Esta obra y otras tres tablas más que se conservan en el Museo del Prado (P001341, P001342, P001344)
Adriaenssen se distinguió por sus naturalezas muertas. En 1652, cuando el éxito comercial de las naturalezas muertas estaba en su cenit, entraron seis tablas suyas en la colección de Felipe IV por mediación del marqués de Leganés, importante coleccionista de pintura flamenca de la corte madrileña. Esta obra y otras tres tablas más que se conservan en el Museo del Prado (P001341, P001342, P001343)
Adriaenssen se distinguió por sus naturalezas muertas. En 1652, cuando el éxito comercial de las naturalezas muertas estaba en su cenit, entraron seis tablas suyas en la colección de Felipe IV por mediación del marqués de Leganés, importante coleccionista de pintura flamenca de la corte madrileña. Esta obra y otras tres tablas más que se conservan en el Museo del Prado (P001342, P001343, P001344)