Patinir representa a san Jerónimo sentado en el interior de un cobertizo de madera apoyado contra las rocas del primer plano. Como en el Paisaje con el martirio de santa Catalina de Viena (Kunsthistorisches Museum), el pintor eleva la línea del horizonte, lo que trae consigo el aumento del espacio dedicado al paisaje y la consiguiente reducción del celaje, aunque hay que recordar que éste se ha di
Este retrato, una de las grandes creaciones de Durero, muestra a un personaje desconocido de tres cuartos y ocupando gran parte del lienzo. Durero lo sitúa ante un fondo oscuro en el que se aprecian algunos tonos azules. La luz, que entra por la izquierda, hace destacar los rasgos del rostro y de las manos, y proyecta la sombra del retratado en el fondo, a la derecha, donde se encuentran la fecha
Durero realiza esta tabla y su compañera Eva (P2178) al regreso de su segundo viaje a Italia en 1505 y ambas suponen un intento de sintetizar las enseñanzas recibidas, buscando un equilibrio entre italianismo y germanismo, a fin de alcanzar la perfección ideal del cuerpo humano, para lo que el asunto bíblico es un simple pretexto. Su conocimiento del desnudo clásico raya a una altura prodigiosa al
Marinus ha retratado aquí a la Virgen amamantando al Niño en un interior doméstico. Ambas figuras se muestran sin halo, lo que convierte la imagen en una representación del tierno vínculo entre una madre y su hijo ambientada en un entorno que resultaría familiar a un espectador de la época. Esta iconografía había aparecido a principios del siglo XV, y se utilizaba especialmente como imagen destina
Con toda probabilidad esta tabla y La Adoración de los pastores, de formato, medidas y estilo similar, pertenecieron al banco de un mismo retablo, ya que ambas presentan la configuración habitual de las pinturas destinadas a ese tipo de emplazamientos y un diseño compositivo parejo en el tamaño y la disposición de las figuras, así como en el escenario de fondo. Además, para pensar en una idéntica
Esta es una de las pocas pinturas de Marinus perteneciente a la Colección Real cuya presencia en España se remonta al siglo XVIII, y desempeñó un papel decisivo en el redescubrimiento de la obra del pintor. Sin embargo, cuando se incluyó por primera vez en el inventario de la colección de Isabel de Farnesio en 1746 fue atribuida a Lucas van Leyden (1494-1533). En 1843 se hizo un primer intento por
Representa a San Juan Crisóstomo, un personaje del siglo IV, en un episodio apócrifo que se difundió en el siglo XVI, según el cual el futuro santo se retiró a vivir como un salvaje en penitencia por haber violado a una princesa. El personaje principal tiene precedentes en obras de Durero y Martín de Vos, aunque los pastores son muy típicos de Orrente, quien a su vez los tomó de los Basanno. El sa
Durante su encuentro en Augsburgo en 1550-51, Carlos V encargó a Tiziano La Gloria, finalizada en octubre de 1554, cuando fue enviada a Bruselas. La inusual composición, que debió atenerse a precisas instrucciones del emperador como ya apuntara Gronau, está presidida por la Trinidad, a cuya derecha figuran los dos intercesores por excelencia: la Virgen y tras ella San Juan Bautista. La prelación d
Durero se retrata como un gentiluomo, vestido con tonos claros y con sus mejores galas. Lleva jubón abierto blanco y negro y gorra con borla de listas en los mismos colores, camisa con una cenefa bordada en oro, y cordón de seda con cabos azules y blancos sujetando una capa parda colocada sobre el hombro derecho. El pintor cubre las manos con las que trabaja con guantes grises de cabritilla, propi
Esta obra coronaba el retablo mayor del convento de Santo Domingo el Antiguo (Toledo), primer encargo que recibió el Greco al llegar a España, junto con la Asunción de la Virgen en el piso inferior (actualmente en Chicago, Art Institute) y cuatro lienzos de dimensiones mucho más reducidas: las imágenes de cuerpo entero de San Juan Bautista y San Juan Evangelista y los dos bustos largos de San Bern
Como sucede con Adán (P02177), representado en una tabla separada, la postura inestable de Eva, sus movimientos rítmicos y sus gestos afectados se interpretan a veces como un retroceso a los modelos del arte gótico, en lugar de lo que en realidad son, un preludio del manierismo. La solidez de los dos cuerpos, el ligero goticismo curvilíneo de Eva -prototipo de Venus germánica- y el gesto de fascin
Cristo es representado como Salvador del Mundo, bendiciendo a la humanidad, entre San Juan y la Virgen, que se giran hacia él. Las tres figuras, de medio cuerpo, se sitúan bajo unos arcos de complicada tracería gótica. En el centro se abre una claraboya circular por la que asoma un ángel cantor. Es copia libre de las mismas figuras del Políptico del Cordero Místico de Jan y Hubert van Eyck de la C
La tabla central presenta la flagelación y alanceamiento de San Acacio y sus dos más directos compañeros, Eliades y Theodoro. Al fondo se representa a los mismos mártires y a algunos de sus compañeros camino del suplicio, con las cruces a cuestas, y su crucifixión. Sólo el santo principal, Acacio, lleva aureola dorada. En las tablas laterales, portezuelas, se representa al santo y sus compañeros,
Con toda probabilidad esta tabla y La Adoración de los Reyes Magos, de formato, medidas y estilo similar, pertenecieron al banco de un mismo retablo, ya que ambas presentan la configuración habitual de las pinturas destinadas a ese tipo de emplazamientos y un diseño compositivo parejo en el tamaño y la disposición de las figuras, así como en el escenario de fondo. Además, para pensar en una idénti
Esta obra y la que tiene el número de catálogo P7948 escenifican una recatada visión de la Virgen de la leche, una referencia al auxilio de la Virgen a todos los creyentes. Morales diseñó una composición en la que se evita la representación del pecho desnudo de María, o la lactancia explícita del pequeño. María sostiene con ambas manos al Niño, que busca el consuelo materno: con una mano levanta e
La obra representa el encuentro entre María Magdalena y Jesucristo resucitado, ambos según la iconografía característica del episodio conodido como Noli me tangere, la primera aparición de Cristo tras su resurreción, descrita en los evangelios de san Marcos (16, 9) y san Juan (20, 14-18). En el inventario del Museo de la Trinidad redactado en 1854, la tela se registró bajo el título de Jesus y la
Esta obra y la que tiene el número de catálogo P944 escenifican una recatada visión de la Virgen de la leche, una referencia al auxilio de la Virgen a todos los creyentes. Morales diseñó una composición en la que se evita la representación del pecho desnudo de María, o la lactancia explícita del pequeño. María sostiene con ambas manos al Niño, que busca el consuelo materno: con una mano levanta el
Aldeana, de más de medio cuerpo, sosteniendo en la cadera una bandeja de panes o pasteles. Pintada con ingenua simplicidad, parece una obra de más interés etnológico que artístico. Esto lo aproxima al carácter de una serie de pinturas que aparecen en el Inventario del Alcázar de 1636, donde se cita: "Dieciocho retratos de mugeres flamencas en tabla, poco mayores de la rodilla arriba, de diferentes