La tabla muestra un Calvario, o representación de Cristo en la cruz, con la Virgen María y san Juan. A los lados aparecen los santos Jerónimo, Santiago Apóstol, María Magdalena y Catalina, que acompañan a una amplia familia de donantes. El paisaje del fondo incluye una vista de Jerusalén, captada como una ciudad flamenca de la época. El anónimo autor delata un profundo conocimiento de las obras re
Este es, probablemente, uno de los lienzos más ambiciosos de concepción y tamaño entre los realizados por Angel Lizcano a lo largo de su producción, dedicada fundamentalmente a las pequeñas escenitas de época y de género con las que este pintor hubo de ganarse el sustento toda su vida, que transcurrió sin ver reconocido debidamente su mérito en los ambientes artísticos de su tiempo. Tan monumental
La atribución de este cuadro ha sido discutida desde el siglo XIX. En 1843 queda recogido en el catálogo del Museo como obra de Hans Holbein, atribución que se mantiene hasta el catálogo de 1873, donde el autor es sustituido por Marinus van Reymerswaele. En 1933 figura como anónimo influido por Marinus y en 1942 como obra de un discípulo suyo, atribución que se ha mantenido hasta el catálogo de 19
Sobre fondo oscuro se destaca la figura de medio cuerpo de un anciano, con el torso ligeramente girado hacia la izquierda y la cabeza hacia la derecha mirando de reojo al espectador. Sujeta con la mano derecha una vela para alumbrar un manuscrito que sujeta con la izquierda y del que sólo se ve la parte posterior. Se trata de un nocturno, género en el que Schalcken se especializó desde el comienzo
El tondo de esta alegoría, considerada como del Comercio, formó parte de la decoración de la gran escalera monumental del palacio de Manuel Godoy (1767-1851), Príncipe de la Paz y Primer Ministro de Carlos IV (1748-1819). Encargada a Goya en los primeros años del siglo XIX, cuando Godoy acometió la restauración del edificio, entre 1801 y 1805, no se conservan los documentos que hayan permitido co
Forma parte, con otros lienzos de análogo formato (P7113, P3065, P3066, P5144, P5145 y P7534), de la decoración de la bóveda y el arco toral de la iglesia de Agustinos Recoletos de Madrid, donde los vio Palomino, refiriéndose a ellos como pintados últimamente, lo que pudiera interpretarse como que fuesen obra de sus últimos años. Ponz los vio también allí, aunque no indica sus asuntos, que Palomin
Se trata de una obra que el artista envía durante su primer año de pensionado en Roma.
Esta obra es parte de la serie de seis tablas con escenas de monos del Museo Nacional del Prado (P01805 a la P01810). El temario arranca del repertorio de Pieter Brueghel el Viejo y meter Van der Borghts, y desde la Edad Media se asocia con la necedad del hombre; Teniers sintetiza con acierto la ambivalencia de la humanidad de su naturaleza animal.El maestro castiga a uno de sus discípulos ante la
La composición presenta una pareja de figuras infantiles de poderosa anatomía sentadas en un banco con pata de león que se integra en un potente basamento arquitectónico. Ambos centran su atención en la lectura de una partitura, pareciendo que se preparan para una posterior interpretación vocal de la misma. Tanto por la temática como por el concepto anatómico de las figuras, la obra parece relacio
Tradicionalmente se ha considerado copia del original que, de acuerdo con Somof (1901) y Martin (1913), se encontraba en el Museo del Ermitage de San Petersburgo, pero que hoy está en paradero desconocido. Sin embargo, aquel era ovalado. La presencia de una columna en el fondo, a la derecha, permite plantear que sea copia de otra versión autógrafa de ese original, donde también figura una columna
Representa los últimos momentos del escritor Miguel de Cervantes (1547-1616), cuando ya postrado y asistido por su confesor, Francisco García, y su esposa, Catalina Palacios, dedica su última obra, Los trabajos de Persiles y Sigismunda, a su protector, el conde de Lemos.El cuadro participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1884 (núm. 525), en la que obtuvo la segunda medalla. En el catá
Esta obra ingresó en el Museo como obra de Salomon Koninck, atribución que se mantiene hasta el catálogo de 1963, donde se acepta la adscripción a Abraham van der Hecken (activo de 1635 a 1655) propuesta por Clotilde Briere-Misme y Horst Gerson, según dice Valdivieso (1973). Sin embargo, y a pesar de la dureza del modelado del rostro, la estructura compositiva y, sobre todo, el tratamiento pictóri
Juan Ribalta era hijo de Francisco, y desarrolló su corta carrera en Valencia, donde se trasladó siendo niño con su padre. Su estilo tiene como punto de referencia el de éste y, por lo tanto contiene numerosas referencias naturalistas, que mezcla con un gusto personal por el cromatismo. Sus mejores cualidades se advierten en esta obra, que forma pareja con la P1065 en la que se representan los otr