Esta obra y su compañera (P6413) eran propiedad de Jean de Croy, conde de Solre y capitán de la Guardia de Arqueros flamenca -de la que Van der Hamen era miembro-. Ambas estaban en su palacio madrileño colgadas sin enmarcar a los lados de una sala que conducía a la galería de pinturas, y servían probablemente de ampliación ilusionista del espacio real al reproducir, quizá, el propio suelo de la ha
Sobre una repisa de mármol rojizo se dispone un vaso metálico dorado que presenta una decoración en relieve de temática báquica, con pequeños faunos. El vaso contiene un ramo de flores de distintas especies, tales como rosas, alhelíes y dalias.
Ambos lienzos (P596, P597), que proceden de las colecciones reales españolas, son semejantes en composición a algunos modelos franceses e italianos realizados en el mismo momento. Pérez Sánchez (1983) ha anotado la coincidencia con obras de Nicolás de Baudesson, pintor francés formado en Roma, contemporáneo estricto del pintor madrileño.Portús (Portraits of Spain, 2012) considerando la agilidad y
Según la inscripción en latín en el reverso en 1588, esta tabla, atribuida entonces a Jan Gossaert, fue adquirida ese año por el magistrado de Lovaina a los agustinos de la ciudad para regalarla a Felipe II en señal de gratitud por haber eximido los impuestos y tasas durante doce años a los habitantes de Lovaina, asolados por la peste en 1578. Llevados por su deseo de obsequiar a su rey con algo q
Esta obra y su pareja (P06397) están realizadas sobre tabla, lo que resulta poco habitual en la pintura de flores realizada en España, y el fondo es dorado, algo muy poco corriente. Por otra parte, la gama vegetal es parecida y la descripción de las flores guarda muchos puntos de contacto, como se aprecia comparando los tulipanes y las rosas. Asímismo, existe una clara relación estilística con otr
Esta pintura forma parte de una serie de floreros, pintados como sobreventanas para el Palacio del Buen Retiro. Junto con las obras conservadas en el Prado (P250, P251 y P255), y algunos más perdidos, constituían la serie y decoraban un salón del cuarto bajo del palacio (Texto extractado de Pérez Sánchez, A. E.: Pintura italiana del s. XVII en España, 1965, p. 314).
Esta obra, junto con su pareja El Tacto, el Oído y el Gusto (P1404) son réplicas de dos cuadros perdidos pintados en Amberes para los Archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia. Fueron un regalo del Ayuntamiento a sus gobernantes, encargándole las obras a Jan Brughel el Viejo, que contó con la colaboración para la ejecución de doce pintores de dicha ciudad. Los originales se perdieron en el incend
Contamos con sólo dos ejemplos de la producción de tema floral del Labrador (otra obra similar, firmada en el anverso, Jarra de flores, 1636, en colección particular) aunque fue muy alabada por los críticos que se ocuparon de él. Por indicación de sir Arthur Hopton comenzó a pintar flores a partir de 1635, representándolas en composiciones exentas o incluyéndolas en otras más complejas. Esta senci
Esta obra forma serie con otros cinco cuadros (P1054, P1055, P4042, P4093 y P5314) procedentes del convento de San Felipe el Real, Madrid, desde donde pasaron al Convento de la Trinidad. En su contexto original estos floreros debieron ser considerados imágenes del mundo natural que elevaban los espíritus de los espectadores en alabanza al Creador. A juzgar por su estilo y su técnica, este cuadro y
Representada de cuerpo entero, ataviada con un espléndido traje de soirée, apropiado, según la moda francesa, para asistir a conciertos o a bailes de salón. Quizás el posado ligeramente en movimiento, con un pie adelantado, y la prenda de abrigo echada, sugiera el momento de la partida hacia un hipotético esparcimiento. Sobre el vestido de brocado y perlas, un sobrecuerpo de raso enmarca un talle
A través de esta obra podemos reconocer una parte del repertorio humano, formal e iconográfico que utilizó Murillo en muchos de sus cuadros y cuya reiteración constituye al mismo tiempo una de las claves de su éxito y una de sus señas de identidad. Una mesa con un tapete, algún libro y un jarrón con azucenas; una canastilla con los útiles de costura destacada en primer término como alusión patente
Obra encargada por Fernando de Medici, cardenal primero y duque de Toscana desde 1588. La composición participa del nuevo estilo propugnado por el pintor Santi di Tito en Florencia después de 1575, que se caracteriza por el rechazo a la artificiosidad manierista y una vuelta al clasicismo de Andrea del Sarto.