A la entrada de un bosque aparece sentada delante de unos juncos la Abundancia, personificada como Ceres, diosa de la agricultura y la fertilidad. Lleva el cabello adornado con espigas de trigo y sujeta el cuerno de la abundancia. La Tierra, sentada a sus pies y de espaldas al espectador, le hace entrega de unas uvas, uno de sus productos. Está encarnada en Flora, la diosa de la tierra que lleva e
Esta obra y su compañera (P6413) eran propiedad de Jean de Croy, conde de Solre y capitán de la Guardia de Arqueros flamenca -de la que Van der Hamen era miembro-. Ambas estaban en su palacio madrileño colgadas sin enmarcar a los lados de una sala que conducía a la galería de pinturas, y servían probablemente de ampliación ilusionista del espacio real al reproducir, quizá, el propio suelo de la ha
La inclusión de insectos en los arreglos florales pintados les proporcionaba un fuerte sentido de realidad y verosimilitud. En este cuadro, Brueghel incluyó además una rana y un objeto que podría ser un huevo o quizás un bezoar, masa que se produce en el aparato digestivo de ciertos animales y al que se atribuían propiedades sanadoras.
De origen desconocido, es ésta una obra inédita y de carácter singular, casi único, entre las que llevaron a cabo los pintores castellanos de fines del siglo XV. A priori se podría pensar que es el dibujo subyacente de una obra que el pintor dejó inconclusa, sin aplicar la capa pictórica. Sin embargo, más parece una pintura monocroma sin concluir -conocida generalmente como grisalla-, destinada al
San Juan Bautista aparece representado con el cordero de la pasión junto al cual descansa una cruz con la inscripción Ecce Agnus Dei en la filacteria. La obra, firmada y fechada en 1681, tiene la finalidad de expresar por medio de símbolos el fin último del nacimiento y la muerte de Cristo, un asunto relativamente frecuente en la pintura española del siglo XVII, íntimamente relacionado con las rep
Este tipo de representación alegórica de la Abundancia o de la Fecundidad fue muy célebre entre la pintura de gabinete de la época. Artistas como Rubens, Jan Brueghel el Viejo, Hendrick de Clerck y Hendrick van Balen, entre otros, también la practicaron, a menudo en colaboración. Aquí centra la composición una figura con seis pechos que representa la Fertilidad. Porta un cuerno de la Abundancia y
Juan de Arellano se especializó en pintar cuadros de flores, con los cuales consiguió un gran éxito, tanto artístico como financiero. Aquí nos muestra un recipiente de mimbre que contiene un ramo de tulipanes, rosas, campanillas y otras especies. Son flores cortadas, y mientras que unas conservan todavía su frescura, otras ya han empezado a ajarse y a caer sobre el pedestal de piedra. El pintor aú
Trampantojo que representa una imagen pintada de la Pasión de Cristo, en el centro de una hornacina pétrea, con una moldura mixtilínea con relieves imitando a dos cabezas de ángeles y sustentado por un pedestal rematado en un cimacio; la imagen central aparece rodeada de flores y frutos, creando la sensación de formar una corona.
Se ha afirmado a menudo que este cuadro forma parte de una serie de cuatro, todos ellos pertenecientes al Prado, pero probablemente no sea el caso. Las dimensiones de los cuatro cuadros (P1619, P1620, P1621, P1622) son similares, pero no su procedencia. Esta obra y Mesa con mantel, salero, taza dorada, pastel, jarra, plato de porcelana con aceitunas y aves asadas (P1622) son muy posiblemente las d
Pieza tardía en la producción del maestro, cuando menos fechable en 1689 o algo después si se tiene en cuenta que ese año fue nombrado pintor del rey, cuya referencia se indica en la firma: las letras P y R entrelazadas con una corona encima.Este género de obras, bastante frecuente en la escuela flamenca del siglo XVII -una escena religiosa circundada por una guirnalda- también fue llevado a cabo
Esta es una de las colaboraciones entre Jan Brueghel el Viejo y Rubens, un conjunto de pinturas que representan la alegoría de los cinco sentidos. La tradición pictórica en la que fue formado Jan Brueghel el Viejo, que aprendió junto a su abuela la miniaturista Maria Bessemers, convierte esta colaboración en un conjunto perfecto donde la perfección y precisión de la pincelada del primero se comple
María Luisa de la Riva se esmeró en evocar aquí las texturas de la gran variedad de flores y frutas de esta compleja composición, así como de los objetos que los contienen o en torno a los cuales se ordenan. Sobre una mesa, un frutero de cristal concentra uvas de distintas variedades, y junto a ella, sobre el tablero, algunos racimos más y un par de granadas, una de ellas abierta, y una naranja mo