Por dimensiones, formato y sentido compositivo, esta pintura es un depurado ejemplo de la producción de Fernando Yáñez de la Almedina, uno de los artistas españoles que más tempranamente absorbieron las enseñanzas del Renacimiento temprano de Fra Bartolomeo, Andrea del Sarto y, sobre todo, Leonardo da Vinci. De hecho, este busto de Cristo frontal, con barba rizada y largos cabellos organizados sim
La obra formó parte del retablo de San Eloy, emplazado en la capilla del gremio de plateros de la iglesia de Santa Catalina, en Valencia, que fue un conjunto encargado a Juan de Juanes y realizado en colaboración con su padre, Vicente Macip. Muestra un interesante momento de transición en la pintura de ambos maestros, con elementos tomados de Sebastiano del Piombo y Rafael.
De la existencia e interés de esta obra dio cuenta el especialista valenciano y director del Museo de Bellas Artes de Valencia, Fernando Benito Domenech. En la exposición dedicada a Juan de Juanes en 2000 por el citado museo, se incluyó esta tabla poniéndola en relación, de manera convincente, con el retablo encargado en 1534 por el gremio de plateros de Valencia para la iglesia de santa Catalina,
Inspirada en los Hechos de los Apóstoles (7, 58), San Esteban fue condenado a la lapidación tras enfurecer a los sacerdotes del sanedrín. En esta escena se representa el momento en que es sacado de la ciudad y conducido al martirio igual que Cristo en el Calvario, también a las puertas de Jerusalén. Juanes se aparta del estilo de su padre en el modo en que acentúa la fealdad de los sayones, contra
Cristo arrodillado, con los brazos en alto, mira hacia el cielo donde asoma un ángel con cáliz y cruz, atributos de su pasión. En segundo plano, detrás de Cristo y a la izquierda, aparecen representados los Apóstoles dormidos. La obra pasó de la Colección Real al Museo del Prado figurando atribuida a Juan de Joanes hasta 1920 en que por opinión de Tormo aparece correctamente catalogada como obra d
Masip ha representado el segundo martirio de la santa romana (siglo IV), cuando tras haber sido condenada a la hoguera, milagrosamente, las llamas no tocaron su cuerpo y fue finalmente condenada a morir decapitada. A los pies de la mártir podemos ver los leños aún prendidos y humeantes. El cordero que sostiene entre sus brazos simboliza su condición de virgen en el momento de su muerte, que será p
Esta obra, junto a la P00853 y P00854, formaron parte del tabernáculo del retablo mayor de la iglesia de la Natividad de la Virgen en Fuente de la Higuera (Valencia), lo que explica el rico trabajo en oro tanto de los fondos como de las traseras de las tablas, que están esgrafiadas y policromadas. Estas tres obras juntas trasmiten un claro sentido eucarístico, con Jesús mostrando el cáliz y la Sag
Escena de La Visitación, con Santa Isabel arrodillada para prestar su homenaje a María, como es habitual en el arte italiano desde Ghirlandaio. Zacarías y San José tras ellas. Las actitudes dinámicas y la variedad de los gestos denotan su inspiración en los modelos rafaelescos. En el paisaje, deudor del arte flamenco, se representa el Bautismo de Cristo, añadiéndose así a la confirmación de la Inm
En tan reducidas proporciones, el pintor logra reunir treinta y seis figuras religiosas. En los márgenes aparecen los cuatro evangelistas; Adán y Eva, acompañados de san Joaquín y santa Ana, flanquean al grupo principal de la Virgen siendo coronada por Dios Padre e Hijo, con la paloma del Espíritu Santo en lo alto. En el siguiente nivel se hallan, entre otros, profetas y reyes como prefiguración d