Esta es una de las más bellas obras tardías de Zurbarán y una de sus más atractivas representaciones de Francisco, su santo patrón, al que pintó en numerosas ocasiones. Está firmada y fechada en un cartellino ficticio que parece adherido a la superficie del cuadro -motivo ya utilizado antes varias veces por el artista- y cuya esquina superior izquierda está doblada para producir una sombra. Es evi
Jesucristo está representado de medio cuerpo, coronado de espinas, con el rostro demacrado, boca entreabierta, pómulos huesudos, ojos acuosos y la mirada levantada en actitud de entrega a la voluntad celestial. Los cabellos, barba, bigote y pestañas son de color claro, tirando a castaño, y tienen un tratamiento minucioso. También con detalle están realizadas las lágrimas y las gotas de sangre. Est
Representa el arrepentimiento de san Pedro, tras haber negado que era discípulo de Cristo. El apóstol llena la mayor parte de la superficie pictórica, lo que crea un orden monumental al que contribuye el juego de plegados y lo restringido de la gama cromática. El tema de Las lágrimas de San Pedro fue muy popular en la pintura española del Siglo de Oro, pues enlazaba con la doctrina contrarreformis
En el primer plano, en el centro, sobre una colina de forma semiesférica, aislada del resto como en la tabla de la Gemäldegalerie de Berlín, María, con una toca blanca cubriéndole los cabellos, túnica azul y manto blanco azulado, está sentada en el suelo, amamantando a su Hijo, totalmente vestido. En el plano medio, detrás de la Virgen, se inicia el bosque oscuro, integrado en el paisaje del fondo
En una composición que Cranach repite a menudo con algunas variantes, la Virgen María mantiene sobre su regazo al Niño Jesús que toma unas uvas -símbolo del sacrificio de Cristo- de manos de un San Juan Bautista niño, mientras tres ángeles levantan un paño rojo de finos plegados por detrás, a modo de dosel de respeto. En el ángulo superior izquierdo se aprecia un paisaje casi miniaturista que mues
Esta pintura ha sido relacionada con Durero (1471-1528) y con Lucas de Leiden (1494-1533). Supone un sobresaliente ejercicio de estilo que manifiesta su atenta observación de originales alemanes del siglo XV, cuya técnica Giordano intentó imitar. En ella Giordano aplicó una pincelada minuciosa y precisa de trazos cortos que reproducen con rigurosa exactitud el aspecto de los objetos, la incidencia
Bajo una arquivolta se representan seis escenas de la pasión de Cristo: Oración en el huerto de los olivos; Beso de Judas; Jesus ante Caifás; Flagelación; Coronación de espinas y Cristo con la Cruz a cuestas. En el centro de la composición, la figura de Cristo crucificado en el momento en que Longinos clava la lanza y le acerca la esponja. A ambos lados, los ladrones en la cruz. En primer término,
En un poderoso primer plano aparece Cristo doliente portando la cruz, con una soga al cuello. Giordano otorga a la obra un tono patético, a lo que colabora su dramática monocromía rota solo por las carnaciones, el halo de divinidad que irradia de su cabeza y la sangre que corre por su cuerpo. El rostro, sereno, y las huesudas manos refuerzan el dolor e invitan a la meditación sobre la pasión de Cr
Morales nos muestra aquí uno de sus temas más amables y afortunados, el de la Virgen con el Niño, si bien en este caso incluye la figura de san Juanito, que fija sus ojos azules en el espectador y, con gesto harpocrático, pide silencio para no disturbar el sueño de Jesús. La escena, iluminada por una intensa fuente de luz, destaca con viveza sobre un fondo casi negro. Mientras el Niño duerme pláci
A poco de llegar a España en 1753, Giaquinto comenzó a pintar una serie de ocho lienzos con asuntos de la Pasión para el oratorio del Rey en el Palacio del Buen Retiro de Madrid. Con el estilo abocetado propio del autor, es una obra muy intensa y expresiva, especialmente la figura de Cristo, casi derribada y con gesto de dolor resignado.Estuvo en el oratorio del Rey del Palacio del Buen Retiro has
La representación de Cristo resucitado, triunfante junto al sarcófago que acogió su cuerpo durante tres días tras su muerte en el Gólgota, fue un tema frecuente en la producción de Correa. El retablo del convento de clarisas de Griñón (Madrid), fechado hacia 1532-1534, conformaría la estructura compositiva esencial, con Cristo como eje central, situado sobre una escalinata de piedra sobre la que d
Los apóstoles duermen en primer plano, indiferentes al sufrimiento de Cristo, que es asistido por los ángeles. Uno de ellos porta un cáliz, preludio de la Pasión. Ludovico es deudor de Correggio (h. 1489-1534) en el tratamiento de las figuras y los pliegues de los paños, algunos con detalles propios de una miniatura. La obra formó parte de la colección romana del pintor Carlo Maratta (1625-1713),
San Juan Bautista aparece representado con el cordero de la pasión junto al cual descansa una cruz con la inscripción Ecce Agnus Dei en la filacteria. La obra, firmada y fechada en 1681, tiene la finalidad de expresar por medio de símbolos el fin último del nacimiento y la muerte de Cristo, un asunto relativamente frecuente en la pintura española del siglo XVII, íntimamente relacionado con las rep
Esta tabla, cuando formaba parte de la colección Adanero, fue dada a conocer por Angulo Íñiguez (1954) atribuyéndola, sin dudarlo, al pintor Yáñez de la Almedina o al menos a su taller. Esta atribución fue recogida por Garín Ortiz de Taranco en la segunda edición de su libro sobre Yáñez (1978) reafirmándola y conectándola temáticamente con un retablo considerado obra del maestro de Cabanyes en Tor
La obra repite, con ligeras variantes, la composición de la calle central del banco del retablo de don Álvaro de Luna en la Catedral de Toledo (doc. 1488). Ante la Cruz, ayudada por San Juan y por Nicodemo, María sostiene sobre sus rodillas a su hijo muerto. Como ellos, José de Arimatea, la Magdalena y dos Marías muestran su dolor.Forma pareja con La Virgen de la leche (P01289).
Amplios fondos de arquitectura. Jesús, maniatado, con el dogal al cuello, entre improperios, desciende por la escalinata de Herodes; abajo, en el primer escalón, los sayones preparan la cruz. En la parte superior, grupo de ángeles.Se trata de una composición muy novedosa dentro de la pintura madrileña de su época, hecha con gran valentía y demostrativa de la gran admiración que sentía por los cuad