Es una de las más bellas y ambiciosas composiciones del pintor, donde, partiendo de su maestro Carreño, alcanza un punto de más refinada personalidad y delicadeza. El gusto por las amplias y complejas escenografías le viene en este caso más que de Carreño, de la línea de Francisco Rizi y del joven Claudio Coello.El efecto luminoso que se busca en el sucesivo juego de contraluces, con la figura de