Vestido con el típico sayal de los franciscanos, sujeto por el rústico cordón con los tres nudos significativos de los votos de pobreza, castidad y obediencia. Sostiene en su mano un crucifijo, mientras que se aprecian visiblemente las llagas en su propio cuerpo. En esta ocasión la representación del santo no trata de acercarse a la descripción hecha por su biógrafo Tomás de Celano que habla de un
El santo portugués aparece representado de tres cuartos, de pie, junto a un oratorio o bufete cubierto por un paño, sobre el que reposa un libro y una vara de azucenas, mientras sostiene al Niño Jesús en sus brazos. Se trata de una obra en la que Giordano trata de imitar el estilo de Ribera.
Alrededor de la Virgen y el Niño se disponen varias figuras de Virtudes y de santos, formando una "sacra conversación" multitudinaria. Se reconocen fácilmente a San Juanito, Santa Isabel de Hungría, San Pablo, San Pedro, San Francisco y San Antonio de Padua, que se cuentan entre los santos más populares de la España barroca.
La composición, en origen inscrita en un óvalo que aún puede apreciarse, está ocupada casi en su totalidad por la figura del santo, quien sostiene entre sus brazos al Niño Jesús y una rama de azucenas, símbolo de su pureza. La iconografía que presenta el lienzo deriva de la aparición con que le otorgó la Virgen en su propia celda, para entregarle al Niño Dios, según relata el Liber Miraculorum, y
Virgen con Niño entre san Antonio de Padua y san Roque se cita por primera vez, atribuida ya a Tiziano, en Nápoles en 1641, en poder del duque de Medina de las Torres. Pese a ello, durante siglos se adjudicó a Giorgione, hasta que en 1904 Schmidt la atribuyó de nuevo a Tiziano. Esta es hoy la opinión mayoritaria entre los especialistas, a excepción de Hope, para quien es obra de un autor por deter
Representación de San Antonio de Padua (1195-1231) vestido de franciscano y meditando ante un libro sobre el que se le aparece el Niño Jesús, haciendo referencia a uno de los milagros de la tradición del santo. En primer plano, la vara de azucenas, que siempre le acompaña, junto a una cesta que simboliza las limosnas de las que vivía el santo. Esta obra fue concebida para un altar de la Iglesia de
Esta es la única ocasión en la que el Greco representó a San Antonio de Padua (1195-1231), una de las grandes figuras de la espiritualidad franciscana. El de Padua aparece en primer término y en imagen de algo más de medio cuerpo, sosteniendo una rama de lirios o azucenas, y un libro abierto sobre cuyas páginas emerge una representación del Niño Jesús. Esta imagen, que haría alusión a la aparición
Boceto para la decoración de uno de los segmentos de la cúpula de la iglesia del monasterio de Santa Engracia de Zaragoza. Se trata de una obra temprana, muy próxima al estilo de Antonio González Velázquez (1723-1794). En ella, Bayeu hace uso de un colorido denso, de tonalidades oscuras y con predominio de los marrones y los pardos rojizos, en el que resuenan aún los ecos de la pintura española de
La tabla, pintada por los dos lados, presenta en el anverso a Zacarías, marido de santa Isabel y padre de san Juan Bautista. El sacerdote viste una túnica adornada con pieles y un cinturón del que cuelga una espada corta de inspiración oriental. En la obra se aprecian dos motivos secundarios que son recurrentes en la producción de Provost: por un lado, las joyas que adornan los tocados y vestidos,
Esta tabla representa un milagro de san Antonio: la conversión de un hereje cuando comprobó que una mula hambrienta respetó un cesto de cebada sobre el que había una hostia consagrada. La escultura contribuye a caracterizar los distintos edificios en los que se desarrolla la escena, con santos en la iglesia y reyes en el ayuntamiento.
San Juan Bautista aparece representado con el cordero de la pasión junto al cual descansa una cruz con la inscripción Ecce Agnus Dei en la filacteria. La obra, firmada y fechada en 1681, tiene la finalidad de expresar por medio de símbolos el fin último del nacimiento y la muerte de Cristo, un asunto relativamente frecuente en la pintura española del siglo XVII, íntimamente relacionado con las rep
Figura de cuerpo entero, con el niño en brazos; un joven donante arrodillado; fondo de paisaje. En el marco, el escudo. Presenta analogías con tablas vallisoletanas influidas por Pedro Berruguete. Díaz Padrón y Alonso Blázquez lo atribuyen al maestro de don Álvaro de Luna.
Entre nubes y acompañados de ángeles, se encuentran varias filas de santos entre los que se distinquen, en el grupo del centro, a Santo Domingo, San Francisco, Santo Tomás de Aquino, San Antonio de Padua y Santa Clara, y a la derecha, Santa Inés, Santa Cecilia y otros santos mártires. En segundo término, San Francisco de Paula, San Buenaventura (?) y otros santos y, más lejos, la Magdalena y otras
La Virgen con el Niño, sentada sobre un alto pedestal junto a una columna salomónica, aparece rodeada por los santos Lorenzo, Lucía, Antonio de Padua y Bárbara, además de por un ángel de la guarda con un niño. La obra fue encargada al pintor veronés en 1759 por la reina Isabel de Farnesio, a través de los duques de Parma, para su capilla del palacio de Riofrío, de donde pasó luego al de La Granja