La figura del Sátiro guarda relación compositiva con otros lienzos de similares dimensiones, como son La Fortuna (P1674), Mercurio (P1677), La Razón (lienzo desaparecido, boceto conservado en el Museo Provincial de Bellas Artes de La Coruña no284) que representan personajes aislados, la mayoría de los cuales son de mano de Rubens y otros con colaboración de taller. Este tipo de representaciones de
Esta pintura muestra una cacería de Diana con sus ninfas, un tema repetido en la pintura de Rubens y también en las colecciones reales. Así, aparece también en la decoración de la Torre de la Parada y en el Salón nuevo del Alcázar, como parte de las ocho obras que el artista se trajo consigo en su segunda visita a España entre 1628-1629. En este caso, a diferencia de otros, no vemos el momento en
Esta obra, junto con Eolo (P1716), aparecen citadas en el palacio de la Zarzuela (inventario de la Testamentaría de Carlos II, 1701-1703) como "dos Pintturas Sin marcos de Uara y media de altto de los elementtos del fuego y el ayre". Curiosamente, Ponz, en su Viage, cuando relata su experiencia en el convento de capuchinos del Pardo, en Madrid, cerca del río Manzanares, menciona que "del gusto de
Ovidio cuenta esta historia en el libro I (435-450) de las Metamorfosis: "(...) Gigantesco Pitón, te engendró ella entonces y eras el terror, serpiente desconocida, de los nuevos pueblos: tamaño espacio ocupabas en la montaña. El dios arquero, que nunca antes había usado tales armas sino con los gamos y las cabras fugitivas, la exterminó, acribillándola con mil dardos que casi dejaron vacía su alj
Esta obra, junto con Vulcano y el fuego (P1717), se ha considerado parte de una posible serie de cuatro pinturas que tendrían como hilo conductor los cuatro elementos. En 1995, Matías Díaz Padrón atribuyó estas dos pinturas a la mano de Erasmus Quellinus II (1607-1678). Las aves pintadas en el lienzo han sido también objeto de debate: Alfred Weil propuso a Frans Snyders (1579-1657), pero Díaz Padr