Este cuadro pertenece a un grupo de escenas en el interior de un establo, que Wouwerman pinta a partir de 1655. Constituyen una excepción dentro de la producción del pintor orientada en su mayor parte a las escenas al aire libre. En su mayor parte responden al mismo esquema compositivo: dos tercios de la composición está ocupado por el interior oscuro del establo, que se abre a la izquierda hacia
La escena principal se desarrolla en el primer plano, donde un grupo de cazadores distinguidos llega por un estrecho camino a la orilla de un río, poblado por multitud de figuras populares de jinetes, caminantes, bañistas y mendigos. Schumacher (2006) la considera obra de taller. La reciente restauración ha puesto de manifiesto la calidad de las figuras, que deben ser atribuidas a Wouwermann. Sin
El soporte original presenta en el lado derecho un añadido a contrafibra de 10,5 cm. Durante la última restauración (1994) se pudo constatar que en este añadido la preparación y la ejecución son diferentes del resto de la composición, lo que indica que es posterior. El sello de Isabel de Farnesio estampado, como es habitual, en el centro del reverso, está sobre el soporte original, llegando justo
La escena principal ocupa el primer término, pero ya no está situada en el plano inmediato al espectador como en la etapa anterior, sino algo alejada. En consecuencia, el tamaño de las figuras es menor. Asimismo, la línea del horizonte es más baja, por lo que el cielo adquiere un protagonismo mucho mayor. Por otra parte, si bien la composición sigue estando en parte cerrada al fondo por una diagon
La escena representa a un jinete sobre un caballo marrón, de espaldas, mientras lleva sujeto por la brida a un caballo blanco. En el momento en que se dispone a entrar en un río, un perro se lanza ladrando en dirección a ellos. Los caballos se asustan y un niño con un palo en la mano intenta detener al perro. Detrás aparece un pescador que parece ajeno a la escena. El mal estado de conservación de
Se trata de una de las elegantes cacerías que Wouwerman pinta a comienzos de la década de 1660, que revelan sus extraordinarias dotes como pintor de paisajes. En ellas ya no se representa una escena de caza delante de un paisaje, como en Parada en la venta (P2152), sino una amplia vista panorámica que ocupa la totalidad de la superficie y que está adornada con figuras de cazadores y animales, así
En el primer plano, un grupo de cazadores se dispone a partir de la venta donde han parado para refrescarse. El espacio pictórico está cerrado a la izquierda por parte del edificio de la venta y un árbol, mientras que por la derecha se abre en una amplia vista panorámica que ocupa la totalidad del fondo. La composición está estructurada en planos paralelos, desde el primer plano oscuro hasta los s
En los inventarios reales figura como pareja de Partida de caza y pescadores (P2147). También en este caso se trata de una vista panorámica, en la que cazadores, animales y edificaciones pintorescas se insertan en un amplio paisaje. Sin embargo, aquí el tipo de paisaje boscoso y montañoso evidencia la influencia del paisaje italianizante. En este caso, la agrupación de las figuras está pensada par
Desde el punto de vista compositivo la escena está estructurada a base de planos paralelos, pero su articulación carece de profundidad espacial. La línea del horizonte es alta. La escena principal se desarrolla en el primer plano. Las figuras son de gran tamaño y su proximidad permite percibir la precisa expresión de las emociones en hombres y bestias que aparecen engarzados en un frenético desord
Pertenece a un conjunto de escenas dedicadas a la representación de partidas de caza a la entrada de villas o palacetes rurales de arquitectura clasicista. Documentan una serie de innovaciones de la moda y de la doma, que permite ordenarlas en la última etapa del pintor. En efecto, los personajes masculinos van peinados y vestidos a la moda francesa que se impuso en las capas altas de la sociedad