El Otoño, estación del dios Baco, se transforma aquí en una vendimia moderna, en que un joven majo, sentado sobre un murete de piedra y vestido de amarillo, color que simboliza el otoño, ofrece a una dama un racimo de uvas negras. El elegante niño, intenta alcanzar las uvas, reservadas, sin embargo, a los adultos. Tras ellos, una campesina lleva sobre su cabeza, con dignidad y apostura clásicas,
Dibujo preparatorio para Los borrachos, G00048. Forma parte de la serie Pinturas de Velázquez [dibujo] que realizó Francisco de Goya. Esta serie, realizada al aguafuerte, lejos de pretender reproducir la apariencia formal de los cuadros, buscaba por encima de todo captar las cualidades luminosas y la esencia pictórica de Velázquez, aspectos que verdaderamente interesaban a Goya y que tendrán su re
Dibujo perteneciente al Cuaderno C. El número "22", corregido a "23", manuscrito a tinta de hollín y el título "Muecas de Baco" a tinta parda, se consideran autógrafos de Goya. La numeración "100" a lápiz en el ángulo inferior ha sido atribuida a Román Garreta. El dibujo está adherido a una hoja de papel rosado del álbum que probablemente compuso Javier Goya.Con la misma tinta parda de la leyenda
"La cabeza de la página 69 pudo ser tomada de un modelo diferente [al de la página anterior, D06068/068]. Planteada ligeramente a lápiz en primer lugar y repasada a tinta, muestra algún arrepentimiento, como la oreja derecha del animal, primeramente más corta y en vertical en mitad de la testuz, como si en un principio Goya hubiera pensado copiar esa cabeza en una posición distinta. Por otra parte
El Museo del Prado conserva el dibujo preparatorio de Goya (D4330) para esta estampa que forma parte de la serie publicada por el artista con los aguafuertes por pinturas de Velázquez. El dibujo llegó al Prado en 1931 formando parte del legado de Pedro Fernández Durán. La estampa se puso a la venta junto con el Retrato ecuestre del príncipe Baltasar Carlos, anunciándose en la Gazeta de Madrid el 2
Entre 1777 y 1778 diversos ilustrados manifestaron su preocupación por la falta de grabadores que acometieran el proyecto de reproducir las pinturas que se conservaban en las colecciones españolas, fundamentalmente en los Palacios Reales, como medio para dar a conocer a nacionales y extranjeros la riqueza y el valor de nuestra pintura. Goya se hizo eco de esta idea y comenzó a grabar una serie de
Entre 1777 y 1778 diversos ilustrados manifestaron su preocupación por la falta de grabadores que acometieran el proyecto de reproducir las pinturas que se conservaban en las colecciones españolas, fundamentalmente en los Palacios Reales, como medio para dar a conocer a nacionales y extranjeros la riqueza y el valor de nuestra pintura. Goya se hizo eco de esta idea y comenzó a grabar una serie de
Entre 1777 y 1778 diversos ilustrados manifestaron su preocupación por la falta de grabadores que acometieran el proyecto de reproducir las pinturas que se conservaban en las colecciones españolas, fundamentalmente en los Palacios Reales, como medio para dar a conocer a nacionales y extranjeros la riqueza y el valor de nuestra pintura. Goya se hizo eco de esta idea y comenzó a grabar una serie de