Dalí fue al Museo e hizo una de las suyas. Pintó un retrato a la nieta de Franco sobre un caballo de madera. Y se presentó en el Museo, aunque aún no había terminado el cuadro. Recuerdo que en la sala de Velázquez colocaron una hilera de sillas, como en el cine. Vino gente de la aristocracia o similar, y se sentaron. Le compraron una paleta, unos pinceles, unos colores, de todo. Y me hizo mucha gracia porque se fue detrás de todos, cogió el pincel y no sé dónde le dio. De repente salió como un cohete y le hizo en un ojo: “¡Chas! ¡Ya está!”. Y eso es lo que hizo.
Entra a trabajar en el Museo como carpintero y después de un breve periodo como vigilante de sala, se incorpora al taller de restauración realizando labores de carpintería, que era su especialidad. Su padre también trabajó en el Museo Nacional del Prado, y participó en la evacuación de las obras durante la Guerra Civil española.
Entrevista realizada el 11 de febrero de 2015