Con el asunto de La marquesa de Santa Cruz, pasé alguna noche sin dormir. Imagine lo que supone que aparezca una obra de Goya en el mercado. Había indicios de que había salido ilegalmente de España, pero cuando vimos que aparecía en un catálogo de Sotheby's para una subasta en Londres, pusimos en marcha a los abogados del Estado e hicimos que colaboraran también algunos despachos de abogados importantes de España, para impedir que se realizara aquella subasta. Conseguimos pararla, pues el Estado podía ejercer el derecho de compra. El derecho lo teníamos, sí, pero no teníamos dinero. Entonces el director del Museo Getty en California pidió verme. Tomó un avión y llegó sobre las dos de la madrugada. Le recibí en mi despacho. Él quería llegar a algún tipo de acuerdo, y decía: “Nosotros podríamos tener el cuadro tres meses al año, vosotros el resto, y nosotros lo pagamos”. Todo tipo de arreglos para que de alguna manera el Museo Getty pudiera decir que tenía una obra de Goya. Todo esto no llegó a buen puerto. Me reuní con mucha gente que tenía, y aún tiene —porque muchos están vivos todavía— recursos económicos suficientes. Organizamos la operación: “Recuperemos La marquesa de Santa Cruz”, y finalmente la obra pudo ser comprada por españoles. Este gesto también tiene su belleza. Recuperamos la obra y hoy podemos ver expuesta La marquesa de Santa Cruz en el Museo del Prado. De alguna manera, esto supuso una primera acción de colaboración público-privada para mejorar el Museo. Se produjo un buen ambiente y una buena acción legislativa, presupuestaria, de autonomía y de cariño hacia los museos.
Ministro de Cultura entre los años 1982 y 1988, desde 2010 es Vocal del Real Patronato del Museo del Prado, del que es nombrado Presidente el 11 de julio de 2019.
Entrevista realizada el 26 de junio de 2019