Un día vino con el Museo cerrado, y le tuve que abrir la puerta sur, la que da al Jardín Botánico. Eran las doce del mediodía más o menos, y el sol estaba por allí. En aquel momento aún no le conocía, no sabía cómo era. Le abrí la puerta y me dio la sensación de que entraba el sol, pero ese sol era Francis Bacon, que era ya muy mayor, pero tenía un pelo rubio y luminoso, como rayos de sol. Eso es lo que recuerdo de Francis Bacon. Era increíblemente educado, de una gentileza tan especial. Realmente creo que es la persona de maneras más gentiles y educadas con la que me he tropezado en toda la vida. Es lo contrario a esa idea machacona que existía del tío borracho en The Colony Room Club, violento y no sé qué más. Justo lo opuesto, así le vi yo.
Llega al Museo del Prado con una beca de la Fundación Juan March. En 1981 obtiene la plaza de Conservador de Dibujos y Estampas del Museo del Prado. Después es nombrada Subdirectora de Conservación e Investigación (cargo que desempeña entre 1981 a 1996) y vocal del Real Patronato (de 1991 a 1996). Hasta 2018 ha sido jefe de Conservación de Pintura del Siglo XVIII y Goya.
Entrevista realizada el 28 de junio de 2018