Ha habido momentos muy significativos en el Museo a lo largo de todo este tiempo. Alguien nos quemó la puerta de Murillo. Dicen que se quería vengar de algo. No sabemos quién fue. Es una puerta maciza, una puerta espléndida, como todas las puertas del Museo. Las puertas exteriores del Museo son originales. Y aquello fue muy importante porque fue restaurada por el propio personal del Museo: los carpinteros, el cerrajero, José de la Fuente… Fue un hito importantísimo, inesperado, y que no se debería haber producido. Pero permitió manifestar la capacidad de la gente del Museo para resolver los propios problemas del Museo. También manifestó la calidad de la gente. La verdad es que hay que resaltar que el personal del Museo y el personal con quien he estado más en contacto (el personal de mantenimiento) tienen una calidad profesional insuperable. Y el hecho obligó a poner una puerta provisional en la entrada de Murillo, que la diseñé yo, y que estuvo instalada casi dos años. Era una puerta metálica y el jefe de seguridad estaba encantado con ella. Decía: “Aquí no voy a tener ningún problema”. Y es verdad, estaba encantado con ella.
Arquitecto, trabaja en el Museo del Prado como jefe del Área de Obras y Mantenimiento desde 1994 hasta 2009, participando en grandes proyectos como las obras de remodelación de las cubiertas, la ampliación de Jerónimos o la reforma y ampliación del Casón del Buen Retiro.
Entrevista realizada el 09 de mayo de 2018