Había una cosa muy curiosa, que mucha gente no recordará y es que había un retén de bomberos continuo en el Museo. Había dos o tres bomberos que estaban de guardia las 24 horas. Supongo que las autoridades del Museo se preocupaban bastante por la posibilidad de un incendio. No sé si se hace ahora pero en aquella época, a mí me pilló dos veces, se hacían con bastante frecuencia simulacros de incendio. De pronto sonaban unas alarmas y lo más curioso es que los celadores daban órdenes, sacaban los extintores y retiraban al personal. En ese momento las puertas del Museo se quedaban absolutamente clausuradas para que nadie pudiese salir, con lo cual se acumulaba la gente en las rotondas de entrada, y a los extranjeros y turistas que había les daba ataques de histeria porque eso de que hubiese un incendio y no les dejaran salir les resultaba incomprensible. El personal del Museo se lo tomaba con mucha calma porque sabía que eso se iba a reproducir automáticamente. Aunque parezca una brutalidad, era una medida muy importante el sonar las alarmas de incendio e inmediatamente cerrar las puertas para que no saliese nadie. Supongo que se esperaba para que hubiese un control de salida.
Nieto de José Prieto, Portero Mayor del Museo Nacional del Prado en los años 40, vive en una de las casas del Museo con su familia, cuando era niño.
Entrevista realizada el 20 de febrero de 2018