Dirigir el Museo del Prado es complejo. Se entiende fácilmente porque el director no puede ser simplemente un experto en arte. Hacen falta muchas otras cosas. El Museo del Prado son muchos edificios, tiene un personal que se acerca al millar de personas de diversos oficios, menesteres y misiones. Su presupuesto, aunque sigue siendo insuficiente por parte de lo que dota el Estado, es un presupuesto grande. El grado de autonomía alcanzado es estupendo para el Museo, en el sentido de que permite desarrollar de forma coherente su desarrollo a través de sus responsables, pero también implica un trabajo complementario. Quizás sea uno de los puestos más complejos que pueda haber, por la cantidad de teclas que hay que tocar si la labor se quiere desempeñar bien.
Director del Museo del Prado desde 1993 hasta 1994, fue miembro fundador y patrono del Consejo de la Fundación Amigos Museo del Prado. Asimismo fue catedrático de Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid, comisario de varias exposiciones y crítico de arte.
Entrevista realizada el 04 de octubre de 2018