Nosotros no éramos conscientes del valor de las pinturas o las antigüedades que hay en el Museo. No lo eres hasta que te metes en el Museo. Recuerdo que cuando trabajaba en las salas, venían estudiantes y catedráticos con ellos para explicárselo. Te quedabas tonto escuchando lo que decían: “Fijaos en eso”, “Fijaos en esto”. Y era verdad. Sin embargo algunos guías decían tonterías, más bien contaban historias. A mí me gusta hablar, dialogar e informar. Y por eso me daba gusto este trabajo, para mí era ameno, por eso me gustaba.
Trabaja durante tres décadas como vigilante de sala dentro del Cuerpo Especial de Subalternos del Museo Nacional del Prado, y también como ordenanza de dirección.
Entrevista realizada el 04 de diciembre de 2017