A don Xavier de Salas le guardo mucho cariño porque creo que al principio desconfió de que una chica tan jovencita pudiera ser restauradora, pensaba que yo venía a pasar el tiempo. Pero después fue una persona entrañable, tuvimos muy buena sintonía y trabajé encantada de la vida con él. Es uno de mis directores predilectos. Y don Alfonso Pérez Sánchez también fue muy importante para mí; en ese momento era subdirector del Prado pero después fue director. Fue una de las personas que más ha dado al Museo, hizo mucho para conseguir que el Prado se modernizase y que pasara de tener una mirada antigua a una forma más moderna de ver un museo. Creo que fue el artífice de creación del taller de restauración del Prado, se involucró mucho para que los trabajadores del taller fuera gente joven con ganas de trabajar. Guardo muy buen recuerdo de los dos. Alfonso Pérez Sánchez era una persona que siempre tenía abierto el despacho para que tú le pudieras decir lo que quisieras. Es algo que se agradece porque siempre estaba dispuesto a ayudar. Para mí son dos personas de las que guardo un recuerdo estupendo.
Se incorpora al Museo del Prado en un momento de reorganización del taller de Restauración, llegando a ser jefa del mismo de 2003 a 2007.
Entrevista realizada el 12 de diciembre de 2017