Me llamo Juan Luna, aunque mi nombre es un poco más largo, este es el nombre que utilizo habitualmente en mis libros, en mis conferencias, en mis clases. Empecé a colaborar con el Museo del Prado en 1969, cuando su director, don Diego Angulo Íñiguez, que había sido profesor mío en la universidad, me encargó precisamente una tesis de licenciatura —lo que llamamos tesina— sobre un tipo de pinturas que podían estar muy relacionadas con las que guardaba el Museo del Prado. Terminada y presentada la tesina, don Diego Angulo me encargó la tesis doctoral, que me duraría diez años. La tesis fue sobre la pintura francesa de los siglos XVII y XVIII en España, lo que hay y lo que hubo, puesto que se ha perdido, como a lo largo de la historia se han perdido tantas cosas. Era una tesis para la que me dijo que como no había mucho, que me podía ocupar de los dos siglos… ¡Y menos mal que no había mucho! La tesis me obligó a viajar, y me obligó a conocer los fondos del Museo del Prado, puesto que una parte fundamental de la tesis se encontraba en las colecciones del Museo. Viajé mucho a Francia. Pasaba temporadas en el Museo del Louvre, en el departamento de pinturas. Estuve también en otros muchos museos europeos. Y mientras tanto, el Prado, donde yo pasaba bastantes horas, iba transformándose.
Colaborador en el Museo del Prado desde 1969, gana la oposición a Conservador en 1980. En 1986 es nombrado Jefe del Departamento de Pintura Francesa, Inglesa y Alemana, y desde 2003 del de Pintura del Siglo XVIII.
Entrevista realizada el 11 de junio de 2018