Cuando yo ingresé, el Museo del Prado era una parte muy reducida de lo que es hoy. El Museo antiguo y lo demás, la parte de Jerónimos o el Casón… El Casón estaba de museo de escultura pero de reproducciones artísticas, no eran los originales. Luego tuvieron que cambiarlas de sede con la venida del Guernica. Fue también del siglo XIX, pintura del XIX hasta pasar a ser lo que es ahora: oficinas y biblioteca.
El Museo que yo conocí era más familiar, todos se conocían, casi todos eran parientes. Quedaba una vacante por fallecimiento o jubilación y se proponía algún familiar de los que ya estaban. “Se propone a don fulano de tal para ocupar el puesto que queda vacante por jubilación o por fallecimiento” y es como entraba la gente. Por eso a mí, todo el mundo, incluso personas con las que tenía bastante amistad, me preguntaban “¿tú por quién has entrado?” porque no les cabía en la cabeza que hubiera entrado por oposición.
Accede al Museo por oposición en 1977, siendo una de las primeras mujeres del Cuerpo Especial de Subalternos, pasando después a ejercer como ordenanza de dirección.
Entrevista realizada el 18 de diciembre de 2017