Las elecciones del año 1982 trajeron también una explosión cultural. El gobierno dedicó mucho a la cultura, fue un momento de un esplendor extraordinario.
El Palacio de Villahermosa fue otro asunto que también trajo algún problema. Primero se pensó para el Prado, y se acondicionó para que el Museo pudiera poner salas de exposiciones, etc. Pero en aquel momento también estábamos negociando la llegada a España de la colección Thyssen, que fue algo extraordinario e impensable, y también había que dotarla de un lugar. Le dimos muchas vueltas, con acuerdos y desacuerdos, porque Alfonso Pérez Sánchez quería que siguiera siendo para el Prado, mientras otros pensaban que era una sede extraordinaria para la colección Thyssen. Al final el Palacio fue para la colección Thyssen, y empezó esta idea de que el Paseo del Prado era el “Paseo de los Museos”, desde la fuente de Neptuno hasta la Estación de Atocha.
La señora [Margaret] Thatcher, en sus memorias, dedica una parte no pequeña al arte. En un párrafo o dos, se queja amargamente de cómo pudo haber dejado escapar la colección Thyssen, que estaba en Londres y acabó en Madrid. No recuerdo las palabras exactas, pero venía a decir: “Cómo estos españoles han podido quitarme esto que yo ya tenía”.
Fueron años estupendos y hubo mucha colaboración, eso hay que decirlo. Ya he mencionado algunos nombres: Rodrigo Uría, Plácido Arango, Miguel Satrústegui, gente que pertenecía al sector privado pero ayudó mucho. Fue una ocasión única en la que se generó un clima muy bueno de relación público-privada, para ayudar fundamentalmente al museo más importante, que era el Museo del Prado.
Ministro de Cultura entre los años 1982 y 1988, desde 2010 es Vocal del Real Patronato del Museo del Prado, del que es nombrado Presidente el 11 de julio de 2019.
Entrevista realizada el 26 de junio de 2019