Era imprescindible que saliera bien, para lo cual había que tomar medidas excepcionales. Desde el punto de vista de un conservador de museos, es un reto que atiende diversos flancos. En primer lugar, decidimos que no se volviera a enrollar porque era un cuadro muy delicado. Eso suponía un traslado de un cuadro, estoy hablando de memoria, de unos 7 metros de longitud por cuatro de altura. Es un tamaño difícil de transportar e implicaba habilitar la puerta de salida. Hubo que prepararlo porque además tenía un bastidor muy endeble. Era un bastidor de cuadrículas y le faltaba una estructura exterior potente que fuera la que mantuviera el cuadro firme para evitar los riesgos de un cuadro que puede moverse como una vela. Entonces se hizo un contramarco por encima de ese bastidor. Se habilitó un camión exprofeso que tuviese la suficiente altura para que el cuadro cupiese entero. Se estudió el recorrido, le pusimos un blindaje a todo el cuadro para evitar cualquier atentado que pudiera sufrir. Estamos hablando del año 1992, pero todavía podía haber residuos de alguien que pudiera vengarse, aprovechando que el cuadro se movía de su cámara blindada. Escogimos hasta el día y la ruta. El día no fue casual, fue si no me equivoco, el 26 de julio de 1992, el día siguiente a la inauguración de las Olimpiadas de Barcelona, para que el eco mediático fuera algo menor y que se distribuyera con otro hecho importante a nivel mundial como eran las olimpiadas. Después se estudiaron dos o tres rutas alternativas que no se dijeron nunca públicamente para evitar en esa ruta un atentado como el de Carrero Blanco. Se hizo el recorrido, se trasladó al Reina Sofía, se desmontó allí, se trasladó en el ascensor al piso donde se puso, y donde estaba hasta hace unos años, que ya se puso sin ninguna protección como un elemento más del museo, indicando que en España la sensibilidad hacia el arte, hacia Picasso, hacia el Guernica y hacia la Guerra civil ha ido disminuyendo. Ese fue un reto importante en mi vida de Conservador de museos.
Director del Museo del Prado, aunque previamente había sido miembro del Patronato. Tras su cese, es nombrado Director Honorario. También dirige Museos como el de Bellas Artes de Valencia San Pío V, y el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí, de la misma ciudad.
Entrevista realizada el 07 de junio de 2018