27 de febrero de 2019
Durante el siglo XVIII los diferentes gobiernos de la monarquía llevaron adelante una desigual y disruptiva política de creación de instituciones culturales, en la que se encuadra también la fundación del Museo del Prado. Esta política iba dirigida a desarrollar y gestionar la ciencia y la cultura nacionales, pero también iba acompañada de la erección de edificios que las albergaran, principalmente en Madrid pero no solo. Estas actuaciones institucionales y arquitectónicas tenían un objetivo último: ofrecer al mundo una imagen diferente como imperio y como capital de ese imperio, de forma que pudiera equipararse a otras cortes europeas. Todo ello, en el marco de una política de reforma y modernización nacional. La cultura creaba nación, de ahí la apuesta borbónica en un momento europeo de construcción de identidades.
Al mismo tiempo, para difundir esa identidad, esas instituciones, desde la primera, Biblioteca Real, se abrían al público mostrando el compromiso entre saber y civismo al crear un cuerpo social que consumía ciencia y cultura.
Conferencia impartida por Joaquín Álvarez Barrientos, CSIC.
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